La mitad de España se cree lo que dice un tal Bárcenas. La otra mitad no se cree lo que dice el presidente Rajoy. En esa tesitura de falta de información, o de sobre información, aparecen sobres marrones que traen marrones para los que los reciben. Ya sé que esta historia no se ha terminado todavía, pero la ingente basura con la que nos encontramos cada día merece un respeto institucional. Es decir, merece que el tal Rajoy se vaya al Congreso de los Diputados, allí donde le pagamos, a dar explicaciones, calladas por respuestas, respuestas precocinadas o mentiras superpuestas. Pero a hablar, ¡coño!

Supongo que va a ser difícil demostrar las entregas, como es difícil demostrar las jugadas de la mafia. Pero el verdadero quid de la cuestión no es si van a aparecer videos, o entregas en cuenta o recibís caligráficos que impliquen a la larga lista de recibidores de sobres, sino si van a convencernos que decenas de años de manejo de Bárcenas en el partido no han dejado un reguero de pistas. Es decir, que si el PP tenía un presunto repartidor de sobres y que además se lo llevaba crudito a Suiza, y han tardado muchos años en descubrirlo, ¿cómo diantres van a dirigir estos el país si no son capaces de separar el trigo de los ladrones? Esa es la preguntita que habría que hacerle al presi en el Congreso.

Todos los caminos llevan a Roma y todos los sobres llevan a Suiza. Intentar desarrollar una estrategia de embrollo en la que ya no sabes si se envían sms para saludarse, para tranquilizarse, o para cambiar al ministro de justicia -Gallardón, pon tus barbas a remojar-, solo consigue el efecto contrario. El pueblo, el populacho, el gentío está hasta las mismísimas pelotillas de tanta suciedad amparada en el «me han votado». Porque esa película ya la he escuchado yo aquí por tierras levantinas. Piensan que un resultado electoral les legitima para seguir en el poder aunque las felonías sean de «toma pan y moja». Lo han hecho los grandes partidos, y casi todos los mandamases, cuando se ven acorralados por casos de corrupción. Apelar a que los ha elegido el pueblo para recibir una impunidad vía aforamiento es nauseabundo. Ni ellos son los dueños de España, ni la soberanía popular entregada en voto sirve para justificar los saqueos en masa.

Mal hará el PP si cree que esta escampa con el argumentario de la mayoría absoluta. Miles de honrados militantes y cargos del PP debieran alzar la voz para reclamar que el PP no tiene porqué aguantar una cúpula en entredicho después de que su tesorero, no un anónimo, haya destapado una rufián manera de entregar un dinerito de procedencia incierta. Aquí no se trata de convocar elecciones anticipadas. El PP ganó por mayoría absoluta y debe gobernar. Pero la pregunta es, ¿lo puede hacer un tal Rajoy después de que el tesorero de su casa lo haya implicado en una trama de entrega de dinero B y de financiación ilegal del PP? Ya sé que dirán que hay que esperar a juicio. Que esperen. Pero yo no me resigno a pensar que los miles de militantes y cargos del PP que han puesto su vida y su dinero por configurar una alternativa de gobierno democrático en muchos ayuntamientos vayan a esperar sentados su laminación. Porque esto pasa factura en las próximas elecciones con mayor crudeza que la reforma laboral.

Cuando Hannah Arendt hablaba de «la banalidad del mal», parecía fijarse en el PP, que entonces no existía. Pensar que se hace así -el reparto de dinero en sobres marrones- porque siempre se ha hecho así y nadie lo discute es una barbaridad. Que los del PP se callen porque lo hacen los suyos es una miseria humana. No sé cómo se sustanciará jurídicamente el tema. Pero la ausencia de moralidad, banalizando el mal hecho, es la peor de las bombas de racimo que caerán sobre el partido gobernante. Ni España es de Rajoy, ni el PP le pertenece. Rajoy se enfrenta a su Watergate particular. Las mentiras tienen las patitas muy cortas. Tanto España ,como el PP, pueden funcionar sin algunos personajes que supuestamente se llevaron un sobrecito a casa. Porque si los del PP no los hacen dimitir, los que se van a ir a casa van a ser miles de cargos del PP que sólo han sido honrados servidores de lo público. Vosotros sabréis.