Dice don Mariano muy serio y circunspecto: España es una democracia seria, mientras bizquea con especial virulencia. La rueda de prensa, por llamarlo de algún modo, fue lo más parecido a un episodio de Barrio Sésamo o a uno del Club de la Comedia. Yo, al menos, pasaba de la incredulidad al abierto descojono cada vez que este hombre abría la boca. Luego nos enteramos que se pasó por el forro el turno de preguntas y le concedió la palabra a un lacayo del ABC en evitación de una insidiosa pregunta de El Mundo. Es una democracia seria, dice, y a renglón seguido hace una trampa de patio de colegio y lee la respuesta a una pregunta amañada. Muy bien, don Mariano. Un presidente de gobierno no puede estar compareciendo a cada momento para dar explicaciones, dice mientras su mirada da dolorosos síntomas de bárbaro estrabismo. Hombre, cuando a un presidente de gobierno le pillan mandando mensajes de amor incondicional a un delincuente que ha estado a su servicio y a sabiendas de su condición, efectivamente no debe dar explicaciones. Lo que debe hacer es un hatillo con sus miserias y largarse con viento fresco a Alaska, pongo por caso, más corrido que una mona. El Gobierno no puede tolerar ningún tipo de chantaje, continúa, mientras un ojo está a punto de dar la vuelta en su cuenca, en imposible contorsión, y repite una y otra vez y otra vez y otra vez el mantra del chantaje. A usted, don Mariano, no le están haciendo chantaje. Chantaje es que a uno le fotografíen en feliz ayuntamiento carnal (también puede llamársele arrimo ocasional o querencia extramuros) con una señora estupenda y le amenacen con enmarcar la foto y enviársela a su mujer si no suelta la gallina, los mortadelos, los jurdós. A usted, don Mariano, están intentándole sacar de mentira a verdad después de que todos los indicios apunten a que, cuando menos, hizo usted de un bandolero a lo bestia, su protegido y eso, no es precisamente un pecadillo venial sino una felonía que ha de pasar, sin duda, a los anales de la historia universal de la infamia. O sea que, el cuitado bandolero Bárcenas no está pidiéndole dinero, que le sobra como se sabe, lo que el ínclito está intentando a brazo partido y Pedrojota mediante, es que compartan ustedes con él la merendola de marrones que les corresponden. Eso no es chantaje sino un muy oportuno intento de no pasar (a fuer de por ladrón) por gilipollas. Don Mariano dice que quiere dedicarse a los asuntos realmente importantes, como si tener a su tesorero que hizo virguerías con billetes de a quinientos en la trena compartiendo puritos y compadreos con lo más granado de la sociedad española y foránea, como si el hecho de que casi todo su gabinete esté en el punto de mira y bajo sospecha, fuera una fruslería, una nimiedad, una chuminada. Don Mariano, es muy importante, de vital importancia que entre unos pocos y otros pocos hayan acabado con la ilusión, las ganas y la esperanza de muchos millones. Es muy importante que ustedes (algo habrá que agradecerles) lo hayan desenmascarado todo, hayan dado el espaldarazo definitivo a que la parroquia despabile su inocencia y su buena voluntad y se cosque de una vez de que, efectivamente, esta democracia no sólo no ha sido seria sino que ha sido una casa de putas en la que los únicos que se han refocilado y dado gusto al organillo han sido ustedes, los señores de la corbata, los trajes de balde y los cubatas a precio de coste. ¿Democracia seria, don Mariano?? No me haga usted reír que me lo hago todo por la pierna.