Decía el pensador renacentista Juan Luis Vives que "no hay espejo que mejor refleje la imagen del hombre que sus palabras". Si damos por válida esta máxima, podríamos definir los libros como esos grandes espejos donde seres humanos de toda condición y cultura han dejado la huella de su imagen para que los demás la veamos, la compartamos y nos reconozcamos en ella. Si pensamos qué lugar guarda y custodia esos espejos, inevitablemente hemos de hablar de las bibliotecas y celebrar su existencia. De ahí que debamos recibir con verdadera alegría que, en fecha tan señalada como el 23 de abril, nuestra ciudad inaugure la que llevará el nombre de María Moliner, permitiendo a Orihuela contar con una Biblioteca Pública municipal.

Si bien la noticia es positiva en extremo, siempre hay quién disfruta buscando el lado negativo de las cosas, a fin de generar un clima de crispación con un único fin: el electoral. Es así que los dirigentes del PP oriolano no han dudado en intentar boicotear la apertura de esta institución tan demandada por la ciudadanía, alegando argumentos diversos: el excesivo gasto en la inauguración es uno de ellos; lógico, si tenemos en cuenta la moderación y austeridad de la que siempre hizo gala el PP en este tipo de actos cuando gobernaba nuestro Ayuntamiento. Pero el que más llama la atención es el que enunciaba estos días pasados la líder de la oposición del consistorio oriolano: "esta - decía con mirada grave, mientras blandía un documento en su mano a modo de espada - es la Biblioteca del PP" aludiendo a que, a pesar de que sea inaugurada bajo el mandato de Los Verdes y del PSOE, había sido pagada con los fondos del Plan Confianza que la Generalitat, de signo popular, empleó en Orihuela.

No deja de ser curioso el carácter reduccionista y exclusivista que impregnan las palabras de la edil popular, ya que, como han leído, esta Biblioteca, aunque lleve el adjetivo de pública, no va a ser la de todos los oriolanos que la hemos demandado desde hace casi veinte años (que es el período de tiempo que ha estado el Ayuntamiento oriolano gobernado por el PP e infringiendo la ley que exigía a localidades como la nuestra tener Biblioteca municipal), ni tampoco la de todos aquellos que, con nuestros impuestos, hemos colaborado a generar los fondos con los que el Consell nutre el Plan Confianza. No, la nueva Biblioteca será la del PP. Ahora se explica uno por qué nunca ni un solo concejal de los populares estuvo en las distintas reivindicaciones que se han hecho desde hace un año para exigir la reapertura vespertina de la Biblioteca Fernando de Loaces. Evidentemente, esta no era la suya; estaban esperando a que se inaugurase la María Moliner. Tenía razón Juan Luis Vives: qué pocas palabras sirven para reflejar la imagen de una persona y de un partido político.