De vez en cuando, un científico que ha ganado notoriedad en su campo de investigación parece aburrirse, o se le cruzan los cables mentales, y hace una propuesta descabellada de esas que jamás se atrevería a incluir en sus artículos serios -porque, de hacerlo, irían al cesto de los papeles- pero recibe de forma instantánea una atención mediática muy superior a la lograda a lo largo de toda una vida de esfuerzos. El último ejemplo de esa especie de idea propia de los inventos del TBO ha llegado de la mano de George Church, biólogo que trabaja nada menos que en la universidad de Harvard, una de las mejores del mundo, quien en una entrevista concedida al semanario alemán Der Spiegel ha propuesto clonar a los neandertales.

Lo que parece buscar Church es en realidad algo de publicidad para un libro de divulgación en el que aborda las técnicas biológicas, en particular las relacionadas con el logro de clones, como una especie de segunda creación. El hecho de que un biólogo acepte la primera de ellas, la divina, es en sí mismo una anomalía: pocos lo hacen fuera del movimiento fundamentalista del diseño inteligente. Pero en favor de esa especie de pulso lanzado a los dioses, Church ha entremetido sus argumentos en favor de clonar a los neandertales basándose en dos principios: el primero, que tal cosa es posible porque se han obtenido ya clones de varios mamíferos. El segundo, que se trata de una empresa científica cuyo resultado, de ser positivo, nos traería ventajas. Pero a la hora de detallar alguna, más allá de la justificación propia de cualquier logro que haga avanzar la ciencia, Church se muestra muy mal vendedor de motos o, si se prefiere, filósofo. La razón para contar con neandertales sería la de aumentar la diversidad genética humana. Algo que, viniendo de un especialista, supone un absurdo si se tiene en cuenta que, con toda probabilidad, neandertales y humanos modernos -nosotros- fueron dos especies distintas con muy pocos episodios de hibridación entre ellas.

Clonar un neandertal siguiendo los pasos de la oveja Dolly sería un proyecto arriesgadísimo porque no partimos de un genoma completo perteneciente a otro cordero sino de la recuperación de secuencias de nucleótidos de un ejemplar fósil de Vindija (Croacia) que no cubren toda la información genética. Los agujeros pueden por sí solos hacer inviable la empresa, dejando aparte las muchas dificultades técnicas que habrían de presentarse. ¿Para qué? Un experto en recuperación de DNA antiguo que ha contribuido a la hazaña de lograr el de los neandertales, Carlos Lalueza-Fox, de la universidad Pompeu Fabra, que no es Harvard pero tampoco está mal, y que ha trabajado con el científico más prestigioso en ese campo, Svante Pääbo, lo ha dejado dicho muy bien: aunque pudiésemos hacerlo, que no podemos, clonar un neandertal hoy día sería un disparate.