El pasado 14 de noviembre no fue sólo una huelga general más en España, una de aquellas al uso del pasado, laborales, convocadas sindicalmente. No, en esta también participaron activamente mucha gente ajena a los sindicatos; personas que por primera vez se integraron en un "piquete informativo" con la mayor naturalidad y sin miedo a ser confundidas con vándalos desatados. Tampoco esta fue una huelga local circunscrita al ámbito hispano: en toda Europa se sucedieron paros similares, movilizaciones masivas, columnas que avanzaban portando banderas de distintos países... y en la tele o en la radio se sucedían declaraciones similares en distintas lenguas, clamando contra parecidas cosas, contra medidas económicas que a todos nos igualan en la desgracia compartida de los recortes aquí y allí en donde más duelen: en el trabajo, en la sanidad, en la educación, en las libertades conseguidas. En todo el continente, también en diversas ciudades alemanas, millones de personas evidenciaron que ante la crisis las políticas llamadas de "austeridad" provocan sufrimientos al conjunto de la población. Dichos sufrimientos son pregonados como "necesarios" e ineludibles para solucionar el desajuste de las cuentas públicas, del déficit que acogota a los estados y los hace inviables cual si fueran empresas ruinosas mal administradas por técnicos incompetentes en vez de por representantes de ciudadanos que democráticamente los eligieron en las urnas confiando en ellos y en los programas electorales que unos y otros pregonaban en los estrados, en los mítines, en los periódicos, en las televisiones. Aquí y allí, acá y acullá se les creyó.

Hoy sabemos que la crisis comenzó hace cinco años (no como una catástrofe natural, no como un tsunami inesperado) sino como la consecuencia bien planeada de una fabulosa estafa diseñada hasta el último detalle por los "amos de la economía". Dichos y dichas respetables damas y caballeros jugaban con los dados cargados y con las cartas marcadas y se llevaron en una partida magistral todo lo que había sobre la mesa; se levantaron de la misma sonrientes y escoltados por sus guardaespaldas hicieron mutis por el foro dejándonos pagando. Fue una jugada maestra llevada a cabo por fulleros de primera, la "pirámide financiera" perfecta que se venía planificando desde los años ochenta, cuando estos mismos truhanes se sacaron de la manga el invento del neoliberalismo y el culto al venerado Dios Mercado.

Ahora, una vez cobradas las fichas en las ventanillas del Casino Virtual en que han transformado el mundo y a buen reguardo el botín en adecuados y seguros paraísos fiscales, meditan en lo que hay que hacer para contener tanta protesta, temiendo que llegará el momento en el que no podrán controlarla, en el que no serán suficientes los anti-disturbios que contraten como diques (en este caso aumentaron su presupuesto de manera significativa, en un... 1.780%), ni la defensa de sus voceros en los mass/medias que afirman, sin aportar dato alguno y sin que se les corra el maquillaje, que en un par de años comenzará el crecimiento que nos traerá de nuevo la prosperidad. Sospechamos y motivos tenemos para hacerlo que dicho crecimiento no surgirá hasta que no se haya logrado tirar abajo el último ladrillo con que se edificó el Estado del Bienestar (de ladrillos, ellos y ellas, saben mucho). Por eso van colocando minuciosamente los explosivos que ya no son goma dos, ni TNT, sino la creación de un "ejército de reserva" de parados, de gente inmovilizada que no pueda impedirles el transformarse en gestores del gran negocio que suponen la sanidad y la educación pública (los edificios, los instrumentales, los profesionales, ya los fabricaron gratuitamente para ellos, los ilusos que los precedieron y creyeron en un Estado del Bienestar para todos y todas). Por eso la Reforma Laboral resultaba impostergable para lograr la disminución de los salarios y facilitar despidos al menor coste posible. Volverá a haber trabajo, se dijeron, pero como en China o la India.

Sin embargo, para que el plan funcione, tendrán que darse prisa. Han perdido las calles y las plazas, y las mentiras repetidas mil veces ya no son creídas por más que aquella política la acuñó Goebbels que lo sabía todo y más sobre manipulación de masas disconformes. A todo esto, en Bruselas, de rodillas ante la "austeridad" impuesta, posiblemente priven a España de 20.000 millones de euros de los presupuestos previstos. Y hay más, si la Unión Europea destinó en el 2012, 500 millones de euros para la distribución gratuita de alimentos, para el 2014 está calculado que sólo destinará... 141 millones de euros, justo cuando más se van a necesitar. Se estima que en España, uno de los países beneficiarios, un millón de personas pasará hambre. Actualmente la mitad de la población vive en una situación precaria, el Instituto Nacional de Estadística sitúa a una de cada cinco personas en España en situación de pobreza.

Esta política de "austeridad" (las deudas son más sagradas que los diez mandamientos), conduce a fabricar dos clases, la que lo tiene todo y la que se va quedando sin nada. En Bruselas podrían tomar nota de que ni siquiera en China funciona ya este tipo de crecimiento: 200 trabajadores de una empresa amenazaron con suicidarse arrojándose al vacío desde la terraza del edificio fabril reclamando un aumento de salario. Si los bancos se quedan con las viviendas y conviene citar un comentario de la Asociación Española de la Banca (AEB), "es muy grave poner en riesgo la buena cultura de pago que existe en nuestro mercado hipotecario"; si no se tiene la posibilidad de trabajar ni de emigrar; si se pasa hambre, ¿qué esperan? Lo del 14 de noviembre puede ser sólo un "aperitivo" y antes de suicidarse a muchas y muchos puede que se les ocurra llevarse con ellos unos cuantos responsables por delante... Hay precedentes y basta tirar de las hemerotecas o leer libros de Historia para comprobar que la cosa está que arde.

Esta Unión Europea no tiene nada que ver con los ideales de sus fundadores (Jean Monnet, Robert Schuman, o Jacques Delors). Ha sido secuestrada por la ola conservadora que gobierna en la mayoría de los Estados y se ha convertido en el gendarme de los que utilizan los paraísos fiscales como si fueran su "segunda residencia". Habrá que desahuciar de sus confortables oficinas a los funcionarios y técnicos que ocupan los despachos de Bruselas. ¿Se puede? En la Casa Blanca vive un mestizo del que sospechan que es musulmán...