Reunidos ante una pila de directivos, Rajoy enfatizó ayer que queda aún una "larga senda de reformas. La situación es muy grave y, el esfuerzo por realizar, muy elevado. Hay un rumbo fijado, que se mantendrá. Ha habido que adopar medidas dolorosas, que a nadie gusta, muchas de las cuales no figuraban en nuestro programa y soy absolutamente consciente". Tras introducir estas frases, Efe remató el despacho diciendo que el sultán gallego no hizo ninguna referencia en el discurso a la huelga. Desconocía que la ironía tuviese cabida en la forma de redactar las noticias de la agencia estatal. La situación va a acabar con demasiadas cuestiones, pero lo de los libros de estilo es como si sólo hubieran existido en sueños. Ya puesta, la agencia podía haber recordado que el partido que nos gobierna sí que se hartó de incluir en sus mensajes que, al tratarse todo de una cuestión de confianza, en cuanto Mariano llegase a al Moncloa estaba chupado. Y así estamos: chupados. Pero se ve que en esta ocasión al presi lo cogió lírico porque acabó echando mano de Víctor Hugo: "El futuro tiene muchos nombres; para los débiles es lo inalcanzable; para los temerosos, lo desconocido; para los valientes es la oportunidad". La cita debió mover el corazoncito de Alberto Fabra, quien por unos instantes abandonó su huelga, y al parecer se atrevió a pedirle al súper mejor financiación para la tierra. Lo siento por ellos pero lo que ha quedado claro esta semana aquí es que el único que tiene claro sus objetivos es César Augusto Asencio. Él, que mataba por Zaplana; que luego fue más campista que Camps y que el domingo sentenció que lo único que hay ya en el partido son fabristas. A su multiplicidad de historias, ahora hay de añadir la de chouman del follonero, donde podría consagrarse sin gran esfuerzo. Tengan en cuenta que hoy en día es el más fabrista y marianista del universo. Queda por contrastar, en cambio, si Víctor Hugo está en ello.