Un desahucio anunciado, pero, sin duda, "no consumado". Quiero pensar que no se ha pronunciado todavía la última palabra en este asunto. Se está, intuyo, en un punto crítico, y con todo mi respeto para con las legitimas decisiones empresariales, estimo reconsiderable la decisión, si es que ya se hubiera tomado, en base a un replanteamiento de las circunstancias que han motivado la misma, máxime cuando no parecen existir razones estrictamente económicas, empresariales y tecnológicas, suficientemente poderosas, que aconsejen su deslocalización.

Famosa es más que una empresa juguetera. Ha sido, históricamente, desde su constitución, un claro ejemplo de buena praxis empresarial. Nacida como conjunción de pequeñas voluntades empresariales, encaminadas a superar una evidente e ineficiente atomización del sector, y convertirse, con una clara visión de futuro, en una potente gran empresa, lo que le ha permitido competir en el mundo global con las mas significativas multinacionales.

En esa dinámica de adaptación, ha absorbido otra importante empresa de la comarca, abarcando nuevas tecnologías y productos, lo que le han hecho, de nuevo, menos vulnerable y más competitiva. Y todo ello en el ámbito del "Valle del Juguete", en la Foia de Castalla, y más concretamente en los municipios eminentemente industriales y jugueteros de Ibi y Onil, y en menor medida en Castalla. Concluir, pues, que Famosa se encuentra en su hábitat natural, resultando totalmente necesaria y conveniente, a todos los niveles, su permanencia en este territorio.

Hace justo11 años, en estas mismas páginas, con motivo del "I Congreso, retos ante las necesidades de cambio", insistía claramente, quien suscribe, sobre "la naturaleza local del desarrollo", en el contexto de los "distritos industriales valencianos", identificándonos en una estructura local de especialización flexible, con sistemas productivos de pequeñas y medianas empresas. Especialización que ha integrado tanto sectores de base, como auxiliares y que han desarrollado un buen nivel de economías externas, relaciones de subcontratación, de información y de tecnología. Famosa, constituye, sin duda, un claro ejemplo de gran empresa de este sector base que es el juguete, y de la cual dependen no menos importantes medianas y pequeñas empresas auxiliares.

La desaparición de Famosa de la comarca, supondría un torpedo en la línea de flotación de la economía de la comarca, y que bajo ningún concepto deberíamos permitir, ya que esta empresa es todo un referente; y no están los tiempos, ni para perder empresas, ni referentes.

En este sentido, me preocupa mucho, y me gustaría equivocarme, se desprende en el ambiente un cierto aroma de "resignación". Resignación que podría acabar con parte importante de nuestro sector productivo. Lo que es, lamentablemente, una tendencia que vengo observando en estos últimos tiempos: el cierre durante más de tres años del Museo Valenciano del Juguete, la abortada, creo, in extremis, desaparición del "módulo superior de mecanizado", la desaparición de los más que imprescindibles "Congresos sobre Innovación Empresarial", y que habían adquirido carta de naturaleza en la comarca. La desconexión de la "Red ARENA" de Distritos Industriales Europeos, etc, etc. Y, debo decirlo, me preocupa mucho la estabilidad de AIJU, el Instituto Tecnológico del Juguete. Todo ello evidencia la falta de una verdadera política industrial-empresarial, tanto del Consell, como de los ayuntamientos implicados.

Pero ahora lo que procede, de inmediato, es invertir el sentido de los acontecimientos, hacer aquello por lo que se nos ha conocido durante mucho tiempo: "establecer las condiciones óptimas para la implantación y creación de empresas en nuestro territorio". Conseguir que se resuelvan los problemas que pueda tener Famosa para seguir en la comarca, y ahí, sin duda echo en falta el concurso de las instituciones públicas de la comarca, los ayuntamientos de los municipios afectados, los actores económicos y sociales, sindicatos y asociaciones empresariales implantadas en el territorio. Y no digo que no lo hayan hecho a título individual determinadas personas. Lo que procede, digo, es un tratamiento conjunto al más alto nivel corporativo de todos estos estamentos.

La situación es grave y muy preocupante y no admite demora, ni escatimar esfuerzos, coraje e inteligencia. En estos escenarios, es donde se mide la talla de los representantes y gestores políticos a todos los niveles. Esta es una batalla que hay que ganar, y, como decía, hace solo unos días, el fotoperiodista Gervasio Sánchez, "la única verdad incuestionable de una guerra son las víctimas", y las víctimas aquí serían varios centenares de familias, y no pocas pequeñas y medianas empresas condenadas a la subactividad o a su desaparición; perdiendo parte importante de nuestra herencia económica y cultural.

Tarea nada fácil, inaplazable, si no se está haciendo ya, a la que debemos aprestarnos, todas aquellas instituciones y estamentos representativos, hasta la extenuación; a sabiendas de que, independientemente del éxito en la operación, se nos juzgará por la adecuada y firme dedicación a torcer esta aparente realidad, en defensa de los más básicos intereses de muchos ciudadanos y no pocas empresas de esta comarca.