Aumenta el paro, el número de desahucios, el de españoles por debajo del umbral de la pobreza y el de empresas cerradas o en la UCI, según datos del INE. Las empresas que más quiebran son las de menor dimensión, ya que conforman el 92,1% del tejido empresarial, las más indefensas. Las que aún resisten, están acorraladas por la escasez de financiación y el hundimiento de la demanda, sin que parezca que los responsables políticos se percaten de ello. Si las empresas levantaran cabeza podríamos atisbar los rayos del sol sobre nuestra economía.

Pero el proceso productivo exige contar con financiación y acceder al dinero es, actualmente, casi un sueño imposible, salvo que se tenga la condición de entidad financiera, que son salvadas para evitar el pánico generalizado que llevaría a la bancarrota. En cualquier caso, sin negar la mayor, argumentada entre sus lúcidas respuestas por Juan Antonio Gisbert, en la entrevista de S. Abia en este periódico, tampoco debería ofrecer duda de que la financiación debe llegar sin falta a las empresas, como tampoco que la banca, salvada por el pueblo, debería contar con el respaldo legal para impedir el desahucio del pueblo y, encima, sin siquiera finiquitarle la deuda. Proclaman los líderes políticos que crisis significa oportunidad. Dicen que la escasez abre nuevas vías a los emprendedores, en una retórica trasnochada con palabras biensonantes aunque hueras. No son más que palabras. La verdad desnuda nos la ofrecen los datos del Banco Mundial: España ha caído al puesto 136º de los países del mundo en los que es más difícil montar un negocio. Y, mientras proclaman la retahíla de la ventanilla única, enervan declaraciones, como las de Ramón Iglesias, un promotor sevillano que ha empleado 10.000 euros y tres años de papeleo en cuatro Administraciones para abrir una empresa.

Son las propias Administraciones y Organismos afines las que más daño causan a las empresas; las que con su desmesurada morosidad, más han hundido sus finanzas impidiendo la circulación financiera, en un dañino efecto multiplicador de sus relaciones comerciales. Así como la ausencia de sangre genera necrosis, y conduce a la muerte, el impago del deudor paraliza a la empresa y, salvo que se pueda suplir con financiación ajena, precipita el cierre. Resultaba inaudita la sumisión de los empresarios, organizaciones empresariales y sindicales ante la indecente morosidad de los entes públicos. Su silencio contribuyó a alimentar un colosal e irresponsable endeudamiento. Ahora, demasiado tarde, lanzan sus quejas y las propias organizaciones empresariales emiten agonizantes SOS.

Es el resultado de la política de extrema austeridad seguida y que venimos denunciando desde que se inició. En ella está nuestro Gobierno, que, pese al poder de la mayoría parlamentaria, sigue el dictado del Gobierno alemán -al que no hemos votado-, que con su desmedido afán conservador conduce a nuestro país y con él, a las PYMES y economías familiares, a un callejón sin salida. Como si quisieran impedir nuestra resurrección más que propiciarla. Fruto de su política restrictiva es que el apoyo dinerario que se nos presta es insuficiente y caro. Por si fuera poco, lo monopoliza el Estado para las Administraciones territoriales y las entidades financieras, y, éstas se lo vuelven a suministrar al primero comprando sus títulos de deuda, en un rondo de tiqui taca que deja a empresarios y autónomos boquiabiertos, mientras esperan que les llegue -como un balón perdido- algo de dinero destinado al cobro de sus deudas. Los empresarios, agónicos, se desviven por encontrar el sustento financiero -y si lo encuentran es a precios que casi triplican el coste de sus competidores alemanes-. Centras, los políticos parecen vivir en otro mundo. Fátima Báñez, ministra de Empleo, en la Feria de Emprendedores de Albacete, dijo que "el Plan de Pago a Proveedores está beneficiando a 28.230 empresas" ¿Pagar después de dos años a los acreedores es beneficiarles? Y añadió que "dicho Plan ha permitido una inyección de liquidez de 30.000 millones de euros, facilitando así que muchas empresas no hayan tenido que cerrar sus puertas o destruir empleos". Es indignante que, en vez de pedir disculpas a los muchos empresarios y trabajadores que se han quedado en el camino por no cobrar sus deudas, se arrogue bajo un palio de graciosa generosidad. Aún más ojipláticos nos deja cuando asegura que "la reforma laboral aprobada por el Gobierno cumplirá sus objetivos cuando haya crecimiento" ¿Pero no iba a servir la reforma para crecer? La panoplia de insensateces es inacabable. El ministro de Economía, De Guindos, dijo recientemente que el crédito llegará a las empresas cuando se produzca la recuperación. Perdón, pero ¿no debería ser antes? ¿No está confundiendo causa y efecto? ¿Y qué decir del ministro Montoro, que confiesa sin rubor que los Presupuestos para el 2013 son los más sociales de la historia de la democracia? ¿Cómo ha podido en tan solo unos meses convertir a los más austeros de la democracia -según sus propias palabras- en los más generosos? Aquí hay trampa. Claro, como que, para calcular los porcentajes actuales, no ha computado en el total del gasto los intereses de la deuda. ¿Ni que fuéramos tontos? En la Comunidad Valenciana, el volumen de la deuda impagada y de sobre gastos, corrupciones, imputaciones y daños causados sobrecoge y ha sido causa de muerte para muchos acreedores. A muchas farmacias, librerías, residencias, centros asistenciales, propietarios de viviendas VPO, etc., se les han originado daños irreparables, sin que pueda aliviarles la mejor actitud del actual presidente Fabra. Aún hay quienes se atreven a proponer un homenaje para el causante de tanta ruina: Francisco Camps. Como nos descuidemos, van a terminar recitándole la apócrifa frase de D. Juan Tenorio: "los muertos que vos matasteis gozan de buena salud". En el elenco de figuras no puede faltar la insolidaria señora Merkel, que, aferrada al dogma liberal, se desdice sin pudor de lo acordado en junio por la UE y sale con que "el crecimiento no se puede establecer en una directiva europeaÉ solo los empresarios crearán empleo, por eso hay que reducir la burocracia, dar más libertad". Pobres empresarios ¿Qué libertad de acción pueden tener los nuestros si les cierra las vías de financiación y por el poco dinero que les llega han de pagar precios abusivos? Precios que no pagaron los alemanes cuando en más de 10 ocasiones incumplieron los niveles de déficit y deuda pública exigidos por la UE y pidiendo árnica recibieron el apoyo de todos los Estados miembros, prestado sin el menor reparo y a bajo costo. Apoyo que también está recibiendo el endeudado e incumplidor presidente catalán Mas, que en el colmo del cinismo contesta a Rajoy, diciéndole que sus respuestas son "excusas de mal pagador".

Hasta el exministro Piqué, hoy presidente del Círculo de Empresarios, urge a Rajoy para que "pida ayuda financiera a tipos asumibles, ya que las empresas no pueden financiarse y la incertidumbre actual es insoportable". El Gobierno debería alcanzar de inmediato acuerdos con Italia, Francia y demás países afectados para exigir a Alemania el cambio de ruta. Así es imposible seguir. Si no, como dice El Roto, "Lo más práctico es dejarse de líderes y comprarse un GPS".