A él le preocupa que me gaste mucho dinero en ropa", dice la protagonista de un anuncio de detergente. Bingo: dependencia económica y juicio moral de una tacada. Lloraría de emoción si el anuncio empezara con él diciendo: "A ella le preocupa que compre cupones cada vez que paso por un bar". Qué mala leche, qué amargada, me dirían, el hombre necesita parcelas de libertad y la mujer un poco de control, que al fin y al cabo el dinero no crece en los árboles.

Dice el titular: El Instituto Andaluz de la Mujer atiende a seis chicas cada semana en Málaga por problemas con sus parejas. Chicas de instituto. Siendo rigurosos se ha visto un repunte de los casos que son de mujeres de menos de 20 y en algunos casos ellas tienen menos de 18. Esas chicas en edad de estudiar andan atrapadas en una dinámica que se compone de falta de autoestima y conceptos equivocados, uno de los más comunes, que los celos son una demostración de afecto.

Tropiezo con un programa Mujeres y hombres y viceversa. Maldigo cien veces -poco elegante, lo sé- al mando a distancia que decide no funcionar. Mientras pruebo a exprimir los botones me da tiempo a ver una especie deÉ (sigo buscando una palabra). Ellas y ellos pugnan por conquistarse los territorios recónditos con ingenio más bien escaso y tirando de tópicos. A la tercera frase desconecto los oídos y pruebo solo a verles. Auténticos pavos reales luciendo las plumas. Ellas vestidas para un calendario Pirelli y ellos para uno de una marca de mancuernas. Lo que se espera de ambos. Todas con tacones, todas maquilladas, todas con el pelo largo. Feminidad y masculinidad plexiglás que dejo de ver porque vuelvo a tener el control, Deo gratia.

Me queda un sabor amargo, porque parece que es un formato que vende bien. Si seguimos por ahí y sin la necesaria educación en valores puede pasar que nuestra hija tenga un novio y que por él deje de ponerse ese escote, esa falda, esos zapatos. Que abandone a las amigas. Que piense que es lo mejor que le puede pasar y que cuando la ningunea o la humilla tiene solamente un mal día, que le cambiará, que vendrán días mejores. Que ella es su tesoro y por eso la custodia con tiranías ridículas, incapaz de empatizar.

Como las desgracias no vienen solas estamos subvencionando a colegios segregados por sexo, perdemos Educación para la Ciudadanía, tenemos los medios plagados de culebrones para adolescentes que muestran un mundo de relaciones irreales: bellos, desinhibidos, exitosos. Nada que ver con cualquier instituto y mucho menos con la vida cotidiana. Panorama en conjunto muy preocupante que se combate desde casa, desde la Administración y desde las aulas, con recursos educativos y de protección. Liquidar las partidas para mujeres maltratadas y sus hijos, para campañas de sensibilización social es fomentar que el problema no se acabe: falta un cuarto de hora para que se vuelva a informar sobre crímenes pasionales.

Ella le buscaba las cosquillas, la mató porque era suya, eran un pareja normalÉ