Cuando algo no nos gusta o va en contra de nuestros principios y costumbres, solemos aplicar la expresión: "¡Esto es un escándalo!", cuando en realidad, el escándalo no es precisamente eso, sino: "Todo dicho o hecho reprensible que es ocasión de daño y ruina espiritual del prójimo" (según nos dice el Diccionario de la Lengua Española).

Así por ejemplo, esta semana pasada, el clamor popular se ha sumido en el escándalo producido por la señora Olvido Hormigos, concejal de Los Yébenes, sometiendo a la susodicha a todo tipo de comentarios, lapidaciones, y demás apedreamientos propios de aquellos que llevan puestas las orejeras del escándalo a perpetuidad, los calzoncillos de meapilas y el moretón del pecho de tantos golpes en el ídem, por aquello de: "¡Señor, perdona a los demás porque yo no soy así, gracias a Dios!".

La difusión que este video ha tenido en todo el mundo mundial ha sido demencial. Las críticas en todas las direcciones han llenado páginas y páginas de las redes sociales, amén de la prensa escrita y hablada: que si violación de la intimidad, que si falta de moralidad en los políticos, que si esto o que si lo otroÉ. ¡qué más da!.. El caso es que ha constituido todo un fenómeno, que ha utilizado el vocablo escándalo con todas sus acepciones posibles.

Sin embargo, hace poco se pudo ver por televisión aquel accidente de la niña en China, atropellada por un camión, por dos veces y abandonada a su suerte en medio de la calle. Esto sucedió en octubre de 2011 y en realidad, no hace mucho que fue difundido el video del atropello. Un auténtico escándalo. Claro que para las mentes prodigiosas, son más importantes las vergüenzas de una concejala (sea del partido que sea, pues el aprovechamiento es del contrario) que mostrar al mundo entero el poco valor que tiene en China, un niño en medio de la calle. De escándalo.

También se ha difundido por las redes sociales, el "escándalo" de este fin de semana en Orihuela, con las procesiones de la patrona, la Virgen de Monserrate, que disponiendo de marchas, salves y demás himnos propios, ha sido acompañada por músicas de nuestra Semana Santa, magníficas, nadie dice lo contrario, pero se me hace a la idea de estar soportando un ligero compadreo, por no querer pensar en otras cosas de peor nombradía.

En este caso, no está bien colocado el apelativo de "escándalo", pues creo que le viene mejor el de "madrastreos", habida cuenta de que Orihuela es y siempre ha sido madre para los foráneos y madrastra para sus hijos; en esta ocasión, con todas sus consecuencias, ya que los autores de estas marchas y salves, son hijos de Orihuela, oriolanos de pura cepa, rabalocheros y claro... nos parecen poca cosa.

He visto en algunos pueblos como las gentes gritaban enfervorizadas ante una piedra colocada en medio de un jardín, porque dicen que allí se sentó Viriato. He presenciado el llanto de miles de ciudadanos, cantando un romance a la Virgen del Pompillo, compuestas por un pompillano y he podido comprobar en muchos pueblos de España, como se miman sus costumbres, su cultura y a sus artistas. Es emocionante, lo aseguro.

En Orihuela seguiremos como siempre, el "madrastreos" quizá porque aquí ya estamos acostumbrados a tener tantas cosas buenas que ya no las echamos al ver... es una lástima.