El cariño es cosa de dos, pero Rajoy no quiere a los empresarios. Si los quisiera, si estuviera preocupado por ellos, desarrollaría otra política económica, que es posible. Este llegó a presidente prometiendo bajada de impuestos y ha fusilado a las clases medias y a los pequeños y medianos empresarios, que son los que levantan un país. El Rey y él se han reunido con los empresarios más importantes de este país. Pero esos empresarios, brillantes y poderosos, no necesitan financiación ni una reforma laboral. Porque muchos de ellos tiene liquidez para decir basta y hasta tarjetas de crédito propias. Este país sale adelante creando empleo. Y eso solo lo hacen las clases medias, vía empresarios y autónomos pequeños y medianos.

El incremento del IVA, que no va a valer para nada excepto para hundir más la economía y llevarla a más economía sumergida, y el incremento del impuesto de la renta, han secado el mercado. El consumo se ha caído, con lo bajito que estaba, y eso significa enviar al garete a miles de comercios y empresas. Es una mentira muy gorda, y muy canalla, decir que no se podía hacer otra cosa. ¡Joder! Si el propio presidente Aznar, antes de ayer en Italia, dijo que "el modelo de Estado en España no funciona". ¡Venga, Mariano!, que hasta los tuyos te lo dicen. Casi un añito en el Gobierno y todavía no te has dado cuenta de que para bajar los impuestos, imprescindible para volver a la recuperación económica, hay que desmontar parte del Estado caduco y elefantiásico de las autonomías. Con miles de cargos políticos absurdos. Con miles de empleados públicos haciendo lo mismo, con lo que eso supone de gasto y de ineficiencia. Con multitud de organismos chorras y embajaditas de chica y nabo. Con periódicos, radios y televisiones locales y autonómicos innecesarios y carísimos. Con unas autonomías gastando sin presupuesto, con facturas en el cajón sin consignar y pidiendo ayuda a cambio de ninguna responsabilidad.

Los empresarios no son sólo esos magnates, que son muy poderosos, que se vieron con nuestros mandamases. Son todos esos pequeños autónomos, peluqueros, pasteleros, zapateros, agricultores y demás, que están hartos de ir al banco y ver como sistemáticamente se les deniega financiación para trabajar. ¿Quién va a contratar así? Porque mientras no fluya la financiación, el país estará en coma profundo. Y ahora habría que recordar los miles de euros que el ICO -dinero público?- inyectó en las cajas de ahorros politizadas. Y esos políticos-gestores, en vez de gestionar esos recursos en financiar proyectos empresariales reales, los cambiaron por alargar y amortiguar la deuda de miles de préstamos, hoy fallidos y enviados al banco malo, de ruinosas operaciones inmobiliarias. Por lo que el "pifostio" es de madre y señor mía. ¿Cuántos millones de euros del ICO fueron a parar para demorar el impago de préstamos? ¿Quiénes autorizaron esas refinanciaciones? Pues que nos digan la cantidad, ya que a Rajoy le gusta la verdad. Y eso fue porque los politicuchos y sus amiguetes metidos a banqueros querían amarrar los procesos de fusiones para ganar tiempo. Y llevárselo en crudo. Vía indemnizaciones, vía jubilaciones indecentes y repugnantes. Ya le conté cuando se producía, hace un par de años, pero yo no tengo ninguna fuerza mediática. Sólo me queda el haberlos denunciado.

Además, esas pequeñas empresas están siendo acribilladas y maltratadas por la Administración. Si alguna se retrasa en el pago a Hacienda, o a la Seguridad Social, son perseguidos como criminales, embargándoles todo. Así cerrarán hasta los que tienen trabajo, y más paro. Por el contrario, a los bancos quebrados se les inyecta pasta y se les dan todas las ventajas para pagar. ¿Por qué no se ayuda a los pequeños y medianos empresarios, que quieren pagar, con plazos más asequibles en obligaciones que ahora no pueden cumplir dado el marco económico?

Miles de empresarios han abandonado la alegría con la que recibieron a Rajoy. Un personaje que se diluye en su propia incapacidad para arreglar esto de verdad. Esa "verlas venir" y no entender que la reducción del Estado a lo mínimo para salvaguardar el bienestar adquirido, pasa por profundas reformas constitucionales, es síntoma de que este presidente no quiere a los empresarios. Si Rajoy los quisiera, bajaría los impuestos y reformaría la Constitución. Y si aún queriéndote, a veces no te votan, cuando no te quieren, definitivamente no te votan. Ni te votarán.