Hoy 7 de septiembre se cumple el 180 aniversario del nacimiento de Emilio Castelar en Cádiz, un personaje que estuvo muy vinculado a tres poblaciones del Medio Vinalopó, nos estamos refiriendo a Elda, Sax y Petrer. Por las cuales vamos a realizar un breve recorrido para conocer las vivencias del tribuno a través de su nostalgia y de sus añoranzas.

La llegada a Elda de Castelar con su madre Mª Antonia Ripoll y su hermana Concha pudo ser entre 1835 y 1836, debido a que en nuestra villa vivían Francisco Ripoll (el tío "Quico") y su hermana Francisca María, que estaba casada con Máximo del Val, una familia que se trasladó a Elda procedente de Villafranqueza, y que vivía en la calle San Roque. Máximo era propietario de una tienda de ultramarinos y coloniales, aunque la base de este negocio eran los tejidos.

El pequeño Emilio empezó a estudiar en la Escuela Municipal regentada por José Casiano López y Antonio García de Juan. Estos maestros concedieron a Castelar el cargo de pasante, al mismo tiempo que sus compañeros le llamaban "El sabidillas".

El pequeño Emilio debió de acompañar a su tío Máximo, que se desplazaba todos los miércoles al "mercadillo" de Sax, para vender sus productos, y allí conoció a Pepe y Secundino, hijos de Mariana Gil y Joaquín Senabre.

Castelar pasaba algunas temporadas en Sax, principalmente porque acudía a la clase que estaba regentada por Pedro Valera, en compañía de sus grandes amigos sajeños.

Inició los estudios de tercer grado en Alicante durante el curso 1845-46, y en 1848 se fue a Madrid a estudiar Jurisprudencia. No tardó muchos años en iniciar su carrera política, donde demostró su capacidad y su oratoria.

A principios del año 1860, Castelar trabajó incesantemente para poder ser elegido en el Parlamento por la región levantina, principalmente para poder representar en las Cortes a pueblos como Sax, Elda y Petrer: lo hemos podido comprobar en una epístola que mandó a Secundino, donde le comentaba entre otras cosas "el pago de contribución de mil reales que exige la ley". Puede ser que la letra de cambio que aparece en este trabajo, fuera una forma de recaudar reales para su campaña electoral.

Nos trasladamos a finales del siglo XIX, poco tiempo antes de su muerte, cuando el tribuno se trasladó a Sax con su querido "hermano" Secundino, donde encontró el cariño y la tranquilidad que él necesitaba. No podemos olvidar que su amigo le preparó en su casa un estudio, donde nuestro personaje disfrutó siempre que su salud se lo permitía. Nos referimos a que cuando tenía algunos problemas para escribir debido a un ataque de reuma, Emilio Castelar dictaba a su sobrino Rafael o a su secretario Joaquín Ferrer, los textos correspondientes a su conocida obra Historia de Europa. Generalmente las tardes las dedicaba a recibir visitas de amigos o simpatizantes con los que disfrutaba hablando de la situación que existía en España en aquellos momentos.

Desde esta población realizaba excursiones a distintos pueblos de la comarca.

En un carruaje, acompañado por su secretario Joaquín y sus amigos Bernardo Herrero y Eduardo Sánchez Vilora, visitó Petrer. Recordó que cuando era un niño había estado en las fiestas de octubre. La primera visita fue a la ermita de San Bonifacio, lugar que Castelar bautizó con el nombre de "Balcón de España", terminando en la iglesia parroquial donde le estaba esperando el sacerdote, interpretando al órgano la marcha I Puritani. Parece ser que el párroco era algo mayor, y se quedó muy perplejo al comprobar que Castelar recordaba perfectamente los lugares que había visitado con su madre.

Pocos días después, nuestro tribuno estuvo en Elda, donde disfrutó saludando a algunos amigos, para después visitar la iglesia de Santa Ana, donde realizó una oración ante el altar de la Virgen de los Dolores. También pudo ver el manto que su sobrino Rafael del Val había regalado a la Virgen de la Salud, y tuvo la suerte de escuchar una bonita interpretación, de la famosa Milagritos Gorgé, que aunque estaba retirada de los escenarios, todavía mantenía unas excelentes cualidades para el canto.

Lógicamente en ambas poblaciones un elevado número de personas acudieron a recibirle, por cierto, pudieron comprobar que estaba muy afectado físicamente.

Todas las personas que habitamos en estas tres poblaciones debemos de estar muy orgullosas de haber tenido entre nuestros antepasados, y desde la distancia a todos nosotros, a un personaje tan brillante e importante que ha tenido nuestro país.