Transcurrida la mitad de la competición de Judo de los Juegos, se nos han quedado en la cuneta cinco de los seis participantes españoles. El resultado, muy por debajo de lo esperado, no es, sin embargo, sorprendente. Los dos vascos, Uriarte y Uematsu, llegaban con la idea de disputar las medallas. Han tenido una buena temporada, con las presiones justas y en los sorteos el panorama parecía asequible. Sugoi hizo excelentes combates y llegó a semifinales con facilidad. Una sola victoria más le daba medalla. Pero Ungvari, campeón de Europa 2011 le cerró el paso por muy poco y lo mandó a la repesca. Era una segunda oportunidad, esta vez para el bronce. Ante el coreano el combate se alargó hasta la prolongación. Jun Ho Cho le había ganado a Sugoi hace tres meses en el campeonato de Europa. Ya en la prolongación los jueces sancionaron al español por una falsa entrada, relegándolo al 5º puesto.

Se puede considerar la sanción demasiado severa. Pero hay que reconocer que Sugoi ya podía haberla merecido en dos o tres ocasiones anteriores.

Uriarte es un judoka muy táctico, casi en exceso. Eso frente a judokas como Ungvari o Jun Ho Cho no es suficiente. En la lucha en el suelo es muy fuerte pero cuando hay desventaja en el marcador el suelo es un arma de doble filo que favorece al que domina ya que permite ganar tiempo con facilidad. A Sugoi, para ser el judoka perfecto, le falta un punto de eficacia en pie. El coreano aprovechó bien la circunstancia y los jueces valoraron más su trabajo técnico que el táctico de Sugoi. Podría haber sido al revés, como ha sucedido muchas veces, pero esta vez el judo positivo venció al negativo y la sanción por falsa entrada le dio el bronce al coreano.

El caso del otro español fue diferente. El combate fue raro en Kiyoshi. Parecía como si hubiera renunciado a vencer, como si se conformase con haber ido a los juegos. Su derrota por falta de combatividad dejó un sabor amargo. Entre muchas cosas en las que coincido con Miriam Blasco está la de preferir a alguien que pierda por Ippon por arriesgar que al que amarra manteniendo una actitud pasiva.

He dejado para el final a Ana, Conchi y Oiana. Esta no necesita excusas, Tomoko Fukumi es doble campeona del mundo y dos veces subcampeona. Tiene 13 oros en torneos internacionales y lo que tenía que suceder sucedió. Ya había derrotado a Oiana en los mundiales de 2009 y 2010 y ya sabemos que no hay dos sin tres. El caso de Ana Carrascosa y el de Conchi Bellorín tienen grandes semejanzas. Ambas han pasado dos años muy tensos, luchando con dos terribles rivales, no para prepararse para las medallas sino para "ir" a la Olimpiada. Cualquier entrenador sabe que nadie puede tener tres o cuatro momentos álgidos de forma en una temporada sin pagar un alto precio por ello. Y ambas, perseguidas por Laura Gómez y por Isabel Fernández, han tenido que tener, a veces, uno por semana. Han estado más pendientes de ganar la plaza que de aspirar a medalla. Eso les ha costado carísimo.