Según la última encuesta del CIS la tercera preocupación más importante de los españoles es, tras el paro y la actual situación económica, la ausencia de confianza en la clase política. Nuestro país, nuestra sociedad, nuestra economía, se encuentran sumidos en un estado de ansiedad debida a la ausencia de confianza. Necesitamos líderes en todos los ámbitos (empresarios, políticos, directivos, educadores, formadoresÉ) que asienten su liderazgo y su gestión en la confianza que generan.

Si los líderes políticos se han convertido en nuestra preocupación ¿en quién podemos confiar para que lidere nuestra salida de la crisis?; ¿qué bases de confianza se han perdido, si es que alguna vez existieron, de aquéllas que acompañaron a nuestro voto en las urnas?; ¿hay alguien en este país que confíe en alguien? Por ejemplo: ¿confían los partidos de la oposición en el partido del gobierno?; ¿confían los sindicatos en la patronal?; ¿confían los ciudadanos en las instituciones?, o lo que es más importante, ¿confían los ciudadanos en el futuro?

Faustino Olmos, uno de los profesores con los que colaboramos en la Escuela de Negocios de la Universidad de Alicante, insiste en las aulas en que los protagonistas de un equipo de trabajo efectivo son tres: el propio líder, su equipo y la confianza de todos.

¿Cuáles son las bases que integran un liderazgo basado en la confianza? Son muchos los autores que han trabajado o están trabajando sobre este tema: Tom Peters, Dave Ulrich, Stephen Covey, Martin SeligmanÉ y podemos tomar prestados algunas de sus ideas:

1 .Confiamos en las personas que son coherentes, es decir, que cumplen lo que prometen y actúan de acuerdo con lo que piensan y sienten; que se han dotado de un buen conjunto de valores y que viven de acuerdo con ellos. Valores como integridad, objetividad, autenticidad, generosidad, humildad, coraje y afecto son propios de estas personas coherentes, que además buscan la ejemplaridad en su puesta en práctica.

2. Confiamos en las personas comprometidas: que tienen aspiraciones y visión de futuro y que los comparten. Son personas que buscan estrategias "win-win" -yo gano, tú ganas-. Que comparten intereses y objetivos de forma que al lograrlos todos salen beneficiados. Estas personas son transparentes, tienen intenciones transparentes y están dispuestas a dar y a recibir. Son personas dispuestas a compartir ganancias y riesgos, cuyas prioridades toman en consideración las prioridades de su gente y que superponen los intereses del equipo o la organización a sus ambiciones personales. En definitiva, personas comprometidas que regalan transparencia, claridad y motivaciones compartidas.

3. Confiamos en las personas competentes: conscientes de sus fortalezas y debilidades. Personas que están dotadas de conocimientos y experiencia que ponen en práctica en su función diaria; con un afán por aprender y mejorar. Confiamos en los líderes formados y preparados: expertos y con talento. Hábiles en el ejercicio de su trabajo. Confiamos en las personas que nos transmiten seguridad porque tienen respuesta a muchas de nuestras preguntas, pero, que si no tienen esa respuesta lo asumen y saben donde ir a buscarla y la encuentran.

4. Confiamos en las personas con actitud, con sentimientos y personalidad positiva. Personas automotivadas y satisfechas de su pasado. Personas que son optimistas sobre el futuro y tratan de sacar el máximo de su presente. Con una actitud positiva y a prueba de crisis, estas personas son tenaces y dispuestas, capaces de manifestar soluciones y presencia de ánimo incluso en los momentos difíciles. Estas personas trabajan con energía y con una fuerte determinación por añadir valor, por contribuir y reconocen que su papel de liderazgo significa muchas más cosas que el simple dirigir o gestionar; significa servir a la gente a la que lideran, que creen en ella, que educan, que ven en cada persona una oportunidad.

5. Confiamos en las personas respetuosas: que consideran a las personas que les rodean como "patrimonios de la humanidad". Por lo tanto, las personas respetuosas creen que todos tenemos derecho a ser respetados como seres humanos, a ser incluidos en los proyectos, a crear espacios y escenarios donde puedan desarrollar todo su potencial. Las personas respetuosas en su estilo de trato demuestran una alta consideración por los demás. Todos los días trabajan por que un sentimiento de importancia nazca y se desarrolle en las personas a las que lidera y trabaja para que cada uno de ellos sea capaz de desarrollar su propio liderazgo.

6. Confiamos en las personas que vienen avaladas por los resultados que consiguen: que además de "predicar, dan ejemplo" con sus actos. Que tienen una trayectoria en donde los resultados conseguidos son evidentes. Que su trayectoria se reconoce por el trabajo y los éxitos alcanzados. Que en su "libro de conquista" hay retos fijados y las fechas en que se consiguieron. Que sus aportaciones a la prosperidad de su organización, empresa o equipo son significativas. Confiamos también en las personas que asumen la responsabilidad de los resultados cuando éstos no son todo lo buenos que se esperaban. Que esperan ganar, que luchan por hacerlo y que se mantienen firmes hasta el final.

7. Confiamos en las personas que comprenden a los demás: sus esfuerzos y emociones, sus talentos y conocimientos, que ayudan y dan reconocimiento, que comprenden ilusiones y sentimientos, que comparten aventura y descubrimiento. Estas son personas con empatía, que hablan, escuchan y se esfuerzan por comprender.

8. Y por último confiamos en las personas que confían en sí mismas. ¡Qué difícil es inspirar confianza a otra persona si uno no confía en sí mismo! La confianza en los demás adquiere solidez cuando nosotros somos capaces de confiar en nosotros mismos. Cuando actuamos buscando en nosotros mismos las bases de confianza que exigimos a los demás: coherencia, compromiso, competencia, actitud, respeto, resultados y comprensión.

¿Y como podemos incrementar esa confianza en nosotros mismos? Creemos que desarrollando un estilo de liderazgo que reúna los siguientes ingredientes:

Un liderazgo que comparta nuestra confianza con los demás. Si nos interesamos por las personas de forma sincera comprobaremos lo interesantes que pueden llegar a ser; de esta forma incrementaremos nuestra confianza en la medida en que conozcamos personas que nos alimenten con dosis elevadas de confianza.

Un liderazgo que mantenga vivo el deseo de hacer cosas. El mundo está lleno de cosas y personas maravillosas. Todo lo que nos rodea es tan estimulante y alegre como lo queramos ver. Buscando el lado bueno de todos los acontecimientos, no dando cabida en nuestra vida a lo mediocre y a lo gris, encontraremos situaciones que nos den la oportunidad de crecer en confianza.

Un liderazgo capaz de reconocer que mucho de lo que necesitamos está dentro de nosotros. Somos capaces de hacer mucho más de lo que creemos que podemos hacer. Todos tenemos dentro de nosotros mismos una reserva ilimitada de confianza: aprovechémosla.

Un liderazgo que no se canse; encendamos nuestra confianza aún cuando no tengamos ganas. Una de las características de la confianza es que cuando se enciende comienza a crecer y crecer, caemos en un círculo virtuoso. ¡Probemos a caer en este círculo!

Un liderazgo capaz de ensanchar horizontes. Mantengámonos siempre descubriendo cosas nuevas, comencemos nuevos retos, nuevas aventuras que nos permitan poner a prueba la confianza en nosotros mismos.

Un liderazgo centrado en lo que nos gusta. A todo el mundo no le gusta lo mismo, pero siempre habrá algo que le guste a cada persona; tratemos de saberlo y de repartir responsabilidades y tareas en función de los gustos. Eso nos permitirá experimentar la satisfacción de ver cómo el disfrute enciende ese motor interior que significa el redescubrimiento de nosotros mismos y de nuestras bases de confianza.

Y si al final de todo no confían en estas reflexiones busquen y pongan en marcha otras, pero por favor ¡actúen!