El tiempo vuela. Y esta semana acaba mi quinto año de docencia en las aulas de la Universidad Miguel Hernández. Una experiencia personal muy positiva que quiero subrayar en defensa de la enseñanza pública. Parafraseando a mi querida Pepa Fernández diría que no fue un día cualquiera el del pasado martes. Primero, porque impartí la última sesión de mi asignatura preferida, Crítica de Cine. Y segundo, porque dirigí la emisión del último programa de la 5ª temporada de la tertulia televisiva El Espectador en la Radio UMH.

Todas las asignaturas que me ha tocado en suerte impartir en Periodismo han sido enriquecedoras y gratificantes. Pero comprenderán que la de Crítica de Cine haya resultado especial. Porque di forma a la materia desde el primer día que se implantó en el plan de estudios, y porque a pesar de ser una optativa durante estos cinco años han pasado por las aulas quinientos alumnos como quinientos soles. Con los que ha sido posible el debate, el diálogo y la reflexión.

La Radio UMH es una emisora universitaria dotada de excelentes recursos técnicos, pero también del mejor material humano. Una emisora dirigida por Sonia Martínez, una profesional entregada como pocas. En casos como el que nos ocupa, siempre recuerdo a Rosa Mª Mateo presentando los conciertos de los niños prodigio de la Fundación Yamaha, cuando remachaba: "Lo que van a escuchar no es música de niños, es música de músicos". Parafraseándola, una vez más apostillo que lo que se hace en esta radio ubicada en Atzavares no es radio de estudiantes, sino de periodistas apasionados por el medio, y punto.

Esa radio que cultiva el gran Salvador Campello, que ganó ayer uno de los premios Micrófono de Oro. O los tantísimos invitados que pasaron por el El Espectador. De los que sólo citaré, por razón de espacio, a los últimos. Mario Abril, dominador de las audiencias televisivas; Marina Jaén, con una madurez a la altura de las OteroGarcía Campoy; Sergio Sierra, Abel Viudes y Juan Laorga. Será precioso aguardar pacientemente el paso del tiempo para saber qué les deparan sus vidas profesionales. Sin duda, estas últimas horas han estado repletas de material sensible. Esencia de una vida plena, más allá de primas de riesgo, rescates e intervenciones.