Se extendía ayer en la ciudad la triste noticia del fallecimiento de Monseñor Antonio Hurtado de Mendoza y Suárez, que durante cuarenta y un años, entre 1969 y 2010, fue cura-arcipreste de la Insigne Basílica de Santa María de Elche. Esta larga trayectoria humana y sacerdotal unida a la iglesia mayor de la ciudad ha hecho que sus trabajos y esfuerzos estén estrechamente enlazados con la vida material y espiritual de esta parroquia.

Recién llegado a Elche, Antonio Hurtado concluyó la adecuación del presbiterio del templo a las normas litúrgicas emanadas del Concilio Vaticano II y, unos meses después, participó activamente en los actos del VI Centenario de la Venida de la Virgen, en los que, por vez primera y única, fue representada La Festa en el mes de diciembre y en los que, gracias a su decisiva intervención, fue coronada canónicamente la imagen de nuestra Patrona, la Virgen de la Asunción.

En estos primeros años vivió, como presidente nato del Patronato del Misteri, la ampliación en el número de sus ensayos generales, el inicio de las representaciones nocturnas, con la consiguiente renovación de la instalación eléctrica de la basílica, los primeros conciertos escenificados y la asistencia a La Festa, como se mantiene hasta ahora, de innumerables personalidades. Autoridades eclesiásticas, miembros de la Familia Real, ministros, políticos, hombres y mujeres del mundo de la cultura, de la música y de las artes, todos fueron introducidos a la magnitud del Misteri, con sus palabras preliminares. Entre tales visitantes destacados, hay que resaltar la presencia de Su Majestad la Reina, que estuvo con nosotros el 1 de noviembre de 1985 y a quien, junto con Pablo Barrachina, obispo de Orihuela, recibió al pie del andador.

Gracias a su labor incansable experimentó la basílica ilicitana importantes restauraciones en sus partes más deterioradas: la Portada Mayor, la Puerta de San Agatángelo, la del Sol, parte de sus cornisas y su Capilla de la Comunión. Y también la reconstrucción de algunos de sus elementos de culto o relacionados con la Patrona, como el altar mayor exento, realizado con un frontal tallado del siglo XVIII, el nuevo sagrario de ese altar mayor o la Cama de la Virgen, que en varias etapas recobró su primitivo esplendor.

Tras su paso por la Universidad Pontificia de Salamanca, creó la colección editorial de la basílica en la que hasta la fecha se han publicado quince libros con las predicaciones de las Salves de agosto realizadas por prestigiosos teólogos y mariólogos, que se ha convertido en una aportación fundamental al estudio de los aspectos religiosos del Misterio de Elche prácticamente inéditos hasta la publicación de tales libros. En el mismo sentido, recordar la edición de la Guía de la Basílica con una explicación del templo destinada a sus visitantes, así como el catálogo de su Archivo Histórico que en estos mismos años, gracias a su interés, quedó ordenado y dispuesto para su utilización por los investigadores.

Atendió Monseñor Hurtado de Mendoza, con el entusiasmo de un ilicitano más, la visita de los expertos de la Unesco en la declaración del Palmeral ilicitano como Patrimonio de la Humanidad. Del mismo modo vivió en primera persona la declaración del Misterio como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad y su celebración el 18 de mayo de 2001 mediante una emotiva procesión con la imagen de la Patrona y un Te Deum oficiado por el obispo de la Diócesis, Victorio Oliver. En estos mismos años otros elementos de la basílica quedaron renovados, como sus campanas que, poco a poco, habían ido enmudeciendo y que volvieron a voltear espléndidas en 2003 y, sobre todo, el grandioso órgano que, construido por uno de los mejores organeros europeos, fue estrenado en mayo de 2006 en sustitución del existente desde la posguerra. En agosto de 2008 participó también activamente en la bendición e inauguración del Museo de la Virgen de la Asunción, Patrona de Elche, que fue puesto en marcha por iniciativa suya, con la colaboración de las Camareras de la Virgen, y con el cual se ha conseguido mostrar y conservar el rico patrimonio histórico y artístico de la Virgen ilicitana. Al mismo tiempo puso en marcha con gran esfuerzo la Casa de Espiritualidad Diego Hernández que tantos frutos espirituales ofrece a la Diócesis.

Vivió en primera persona la visita de La Festa a Roma en enero de 2009, explicando las características de la misma a Su Santidad Benedicto XVI, a quien tuvo la fortuna de saludar personalmente y agradecerle que un año antes le hubiera nombrado Prelado de Honor en reconocimiento a sus desvelos y servicios prestados a la Iglesia. De igual manera, el Ayuntamiento de Elche decidió premiar sus constantes esfuerzos a favor de los ilicitanos y su labor en defensa de las tradiciones locales dedicándole una calle de la ciudad.

Monseñor Antonio Hurtado de Mendoza y Suárez deja, sin duda, una huella indeleble entre varias generaciones de ilicitanos. Su figura, inseparablemente unida a la basílica ilicitana, será recordada siempre por quienes tuvimos la fortuna de contar con su amistad. Unimos nuestras oraciones a las de sus familiares y amigos para que Dios Padre, al que amó y sirvió toda su vida, le acoja en su seno. Y para que la Virgen de la Asunción, a la que tantos años despidió emocionado camino del cielo de Santa María desde su sillón del andador, le cobije para siempre bajo su manto.