Qué culpa puede tener un niño de ocho años de ser pobre? ¿Y de no ser muy listo? La gente sin dinero lo ha tenido tradicionalmente muy difícil; en epoca de recesión, mucho más, pero la Conselleria de Educación, que está demostrando no tener piedad, nos está atormentando la vida un poco más. A partir de ahora, sólo los alumnos pobres con buenas notas académicas tendrán derecho a una beca del Consell para comedor, libros o transporte. Lo ha decidido la consellera María José Catalá, quien parece dispuesta, por su cuenta, a realizar una selección natural: el Consell sólo ayudará a alimentar y facilitará los estudios a los niños pobres que sean listos. Así, en la Comunidad Valenciana, sólo los ricos se podrán permitir ser tontos, una medida tan buena como cualquier otra, debe pensar Catalá, para combatir el fracaso escolar. José Císcar, tras una intensa polémica, encontró una solución para repartir el poco dinero del que disponía. A menores ingresos, mayores ayudas. Lógico y justo. Catalá no lo vé igual. Está visto que en épocas críticas las buenas ideas escasean, por lo que brillan más. Las malas, desgraciadamente, suelen abundar y resultan siempre calamitosas.