Emulando a mi admirado Pepe Isbert "(É) os debo una explicación y esa explicación que os debo, os la voy a pagar" La semana pasada escribía que estaba calentito con frau Merkel, que nos está llevando a la ruina y, lo que es peor, al desconsuelo, la desconfianza y la desmoralización. De la ruina se sale, empobrecido pero feliz, pero las otras son enfermedades del alma y tienen difícil cura.

Creo, sinceramente, que otro mundo es posible. Aunque la obligación de este indignado es, como no podía ser de otra forma, indignarse, patalear, acordarse de los progenitores de los culpables, no todo en él es negativo, es más, aplaude sinceramente cuando alguien aporta soluciones. La vena burguesa del indignado que ahí arriba firma le hace ser posibilista en política e ideología, lo que en román paladino viene a significar que no se casa con nadie y que siempre va con el que cree que mejor puede resolver sus problemas del momento. Así que no le busquen tres pies al gato: me daría igual que la frase fuese de un socialista o de un conservador, pero reconozco que me impactó una frase del candidato a la Presidencia de Francia, François Hollande, y que la comparto al cien por cien: "Mi real adversario no tiene un nombre, no será jamás candidato y no resultará nunca electo. Pero él nos gobierna. Porque mi real adversario es el mundo de las finanzas, que tomó el control de la economía y de la sociedad".

Pero no es sólo una frase brillante, ya es hora de que alguien diga en Europa, alto y claro, lo que muchos pensamos en nuestros humildes niveles: de la crisis no se sale con políticas de austeridad, ese es un mal rollo que nos está vendiendo la señora Merkel y que todos están comprando, empezando por nuestro recién estrenado Gobierno. Los americanos del norte inventaron hace mucho tiempo que lo que es bueno para la General Motors es bueno para el país, y los alemanes tienen claro que lo que es bueno para sus bancos es bueno para su economía. Lo malo del caso es que lo que es bueno para Alemania y los bancos alemanes no tiene porqué ser bueno para los españoles y yo estoy convencido de que es pésimo.

A ver, me explico. ¿Qué quiere Merkel? Pues, muy sencillito: ¿a quién se debe la parte del león de las deudas bancarias de los países del Sur? Ya lo han adivinado: a los bancos alemanes. ¿Y cómo se garantizan el pago de las deudas?, evidentemente fijando políticas de austeridad para que los países periféricos tengan, en el menor plazo posible, dinero para hacer frente a sus créditos. Lo que nos pase a usted o a mí les trae al pairo. ¿Que nuestra economía tarda una década en recuperarse?, pues muy bien, ellos trabajan para los alemanes, ya lo dice la primera estrofa prohibida del himno alemán tan glorificada por el Tercer Reich: "Deuschtland uber Alles in der Welt" (Alemania sobre todos en el Mundo).

Hay un dato que a lo mejor se les escapa a los aplaudidores del papel de locomotora de la economía alemana: Alemania fue la principal benefactora del euro, todos contribuimos al imponente crecimiento alemán de los últimos diez años. La estabilidad económica del euro y esa confianza en el porvenir de todos los consumidores europeos, nos hizo comprar como jeques árabes productos fabricados por empresas alemanas: desde Bmw's a lavadoras. Tanto de comprar y de comprar (¡oh, Belén, mi musa poligonera!), tantas carreteras, obras públicas, fórmulasuno y tal y tal, pasan factura y son los bancos alemanes quienes cobran los intereses. Y ahora nos presentan la factura por los intereses y el capital, nos dicen que nos ajustemos el cinturón, que se acabó el pastel y que les debemos pasta.

Hollande piensa también que otro mundo es posible; que el crecimiento económico enjuga los déficits y que ahogándonos económicamente es posible que paguemos a los alemanes, pero no habrá forma de que levantemos cabeza. Fue la misma política de Obama en USA: primero crecer, luego ya veremos. Y les va de maravilla. Como a nosotros nos va fatal, no estaría mal estudiar un cambio de estrategia. A lo mejor hasta funcionaba.