Qué ganas de problemas parece tener María José Catalá, a la sazón consellera de Educación, para plantear algo semejante como que cada centro elija el horario escolar con el que quiere funcionar. Teniendo en cuenta que, al menos hasta ahora, los profesores y los padres mantienen posturas tajantemente divergentes sobre el horario en los colegios -los primeros lo quieren continuo y los segundos, partido-, el conflicto parece asegurado. Lejos de asumir responsabilidades y tomar decisiones, que es para lo que se supone que se está en un cargo, la consellera opta después de varias propuestas fallidas por lo fácil, que cada uno haga lo que quiera, y que profesores y padres se entretengan discutiendo entre ellos y no contra ella. Bien pensado..., igual es una inteligente estrategia de distracción sobre las buenas intenciones, los muchos recortes y escasos fondos que imperan en una política educativa con la que nadie se aclara, que tantas energías y tiempo nos hace consumir; total, para que siempre acabe en nada.