Vitoria ha sido designada "Capital Verde Europea" para el año 2012. Un premio medioambiental que concede la comisión europea. Vitoria -recordémoslo- es una pequeña ciudad, que gracias a la descentralización de la administración vasca se ha convertido en una capital, de población similar a la de Elche. Y tal vez por esas exigencias de transformarse aceleradamente en capital administrativa, recurrió a un urbanismo de gran calidad y a unas obras bien ajustadas para desarrollar los órganos administrativos del País Vasco. Cosa que aquí no sucedió porque todo el esfuerzo dinámico se concentró en Valencia.

Pero si traigo hoy esta ciudad de Vitoria a colación, es por ese urbanismo verde y ecologista en el que siempre creyó cual manantial de vida. Vitoria se propuso emprender la lucha contra el cambio climático presentando un programa de actuaciones 2006-2011 y convirtiendo el planeamiento urbano en fiel colaborador del control ambiental. Al mismo tiempo, elaboró programas municipales donde se reducía la emisión de gases invernadero en un 25%; y fue frenando con eficacia el consumo de agua. Es más: se enfrentó también, con una positiva gestión de los residuos de la ciudad y promoviendo a su vez, programas de eficiencia energética.

Pero. Quizás lo más significativo, desde el punto de vista del urbanismo, haya sido su concepción de una red o sistema que englobara las distintas zonas verdes periféricas, hasta formar un cuerpo, una unidad. Así, de este modo, ha construido un anillo verde que rodea la ciudad quedando sus bosques conectados entre sí mediante corredores verdes. Tuvo también la suerte de contar con una serie de humedales periurbanos que han servido de base para conformar un moldeado anillo de árboles, salpicado de lagunas, y abrazando la ciudad.

Y esta es la cuestión. Fue Frederic Law Olmsted, arquitecto paisajista, el primero en proponer para la ciudad de Boston, un sistema de parques conectados entre sí, produciendo cierta zona verde y continua la cual constituía un sistema unitario. Al contrario que en Nueva York donde el sistema de parques se solucionó concentrado una gran área verde en Central Park. Sin embargo, en Boston o Baltimore, el sistema de parques aparece diseminado entre la población como era costumbre; propuesta que hace que el verde sea más accesible para el ciudadano. Pero impone una salvedad: tales parques se conectan entre sí mediante bulevares ajardinados que permiten un recorrido peatonal que los va uniendo. Incluso llegó a proponer Olmsted un sistema de autovías-parque para que se conectaran entre sí todos los parques nacionales que comenzaban a definirse en América. Años más tarde el plan general de Londres propondrá también un cinturón verde que rodee la ciudad de tal modo que impida el crecimiento de la misma.

Contemplemos ahora semejante posibilidades, aplicadas a nuestro Elche. Contando como contamos con el Palmeral, lo cierto es que siempre lo hemos entendido cual conjunto de huertos históricos que debemos conservar. Por eso es un buen momento para dar el salto y pensar en nuevos huertos periféricos que vayan aumentando el Palmeral hasta abarcar en anillo la ciudad. Pudiera así el próximo Plan General acudir a nuevas plantaciones de palmeras cercando Elche de manera que se recupere esa imagen de ciudad como isla rodeada por un mar denso de bosque de palmeras. Sin embargo, fuimos mezquinos. Durante años hemos pensado en calificar los palmerales del centro de la ciudad, cual dotaciones y equipamientos públicos. Tuvimos la falsa idea de convertir la situación privilegiada de los huertos en marco idóneo para cualquier uso dotacional del pueblo. Pues bien, llega el momento de repensar la calificación del palmeral, viéndolo desde otra óptica. Como bosque libre, como conservación de un paisaje agrícola que ha perdurado metido en nuestra ciudad. Y al mismo tiempo habremos de crear nuevos palmerales en la periferia de la ciudad, de modo que se consiga la imagen fresca del borde urbano, al tiempo que se aviva el anillo de palmerales. ¡Un milagro arbóreo que acabará con el páramo!