Los trabajadores españoles y el pueblo español han hablado. No les gusta la reforma laboral del señor Rajoy. Las centrales sindicales, UGT y CC OO, habían convocado un paro general y ha sido seguido mayoritariamente por el conjunto de los trabajadores. La industria, el transporte, la construcción, la sanidad, la educación, la cultura y empresas de servicios han parado, aunque es verdad que no se ha parado el país. Según datos de los convocantes alrededor del 80 por ciento de los asalariados han secundado el paro general con un dispositivo policial impropio de un Estado de Derecho -el Gobierno ha interpretado la huelga general como una cuestión de orden público-. Nunca en la historia de nuestro país había habido una intervención policial tan amplia y contundente en una jornada de huelga general.

Pero si la huelga general ha sido seguida mayoritariamente las manifestaciones posteriores han sido multitudinarias: En Madrid alrededor de 900.000 personas, en Barcelona 800.000 han sido los que se han manifestado por las calles de la ciudad condal, en Valencia han sido más de 275.000 los que han protestado por una reforma laboral agresiva contra los trabajadores y aquí, en Alicante, más de 80.000 ciudadanos han contribuido a una manifestación histórica. Personas mayores, familias con niños, trabajadores de la función pública, empleados de la sanidad, estudiantes, profesores de la enseñanza, asalariados e incluso parados son los que han recorrido de manera pacífica las calles de nuestra ciudad en un ambiente reivindicativo, de indignación pero sin ningún incidente reseñable.

UGT y CC OO han tenido una respuesta masiva a sus planteamientos en contra de la reforma laboral y a favor de los derechos sociales adquiridos durante décadas, aunque el país no se haya paralizado. Es verdad que no era ese el objetivo de la convocatoria de las organizaciones sindicales. Decir, que en menos de una semana, el Gobierno del PP, ha tenido dos disgustos: por un lado las elecciones autonómicas en Andalucía y Asturias, y la mencionada huelga general.

Respecto a la convocatoria en las urnas decir sólo una cosa: El PP ha fracasado tanto en Andalucía como en Asturias. Javier Arenas, presidente del PP andaluz, en la campaña electoral manifestaba un día sí y otro también que su objetivo era conseguir la mayoría absoluta en Andalucía para cambiar treinta años de gobiernos socialistas; pues bien sólo le ha sacado un 1 por ciento al Partido Socialista de José Antonio Griñán y 3 diputados de diferencia. En definitiva, los andaluces han hablado en las urnas y quieren que haya un gobierno de izquierdas -PSOE e Izquierda Unida- y no un gobierno de derechas que recorta, aprueba una reforma laboral "infumable" y sube los impuestos. Ha sido un primer fiasco del PP, ya que en sólo cien días de gobierno, en lugar de seguir subiendo electoralmente, han dilapidado alrededor de 400.000 votos frente a lo conseguido en las elecciones generales. ¡Casi nada! Ah, y en Asturias, el PSOE, ha ganado los comicios con 17 diputados.

El gobierno del señor Rajoy ha tenido su peor semana desde que gobierna. No gobernar en Andalucía -era el objetivo en la campaña electoral-, y el respaldo mayoritario a la huelga general convocada por Méndez y Toxo, secretarios generales de UGT y CC OO respectivamente, tiene que hacer reflexionar al PP sobre los recortes sociales y laborales que están perjudicando a los trabajadores y a las capas más débiles de nuestra sociedad. Los ciudadanos de manera cívica, pacífica y democrática le han dicho al presidente Rajoy: ¡Así no! Como han dicho los líderes sindicales: "Si el Gobierno no rectifica el conflicto seguirá creciendo", "Esta huelga general es el inicio y no el final".

Los ciudadanos españoles están hartos de tanto recorte, tanta subida de impuestos, de tanta reforma laboral lesiva contra los trabajadores, y están hartos de que este Gobierno no suba los impuestos a los más ricos y a las grandes fortunas de nuestro país. Las grandes fortunas se esconden tras las SICAV -Sociedad de Inversión de Capital Variable- y éstas tributan al 1 por ciento, mientras que el resto de los "mortales" tributamos muy por encima de este guarismo. Este gobierno del PP va a pasar a la historia como el gobierno que más perjudicó a los trabajadores y que, en menos tiempo, desmanteló las conquistas sociales desde el restablecimiento de la democracia.

Nadie duda que las medidas tomadas por Rajoy y su gobierno no es para el crecimiento económico y la creación de empleo sino para apaciguar a los mercados financieros y los inversores nerviosos; por cierto la bolsa española sigue en mínimos -bajando cada día- y el diferencial de nuestra deuda respecto al bono alemán sigue subiendo de manera alarmante. Esto unido a los engaños y mentiras electorales del Partido Popular es lo que motiva el creciente "cabreo" e "indignación" de los trabajadores y el conjunto de nuestra sociedad.