Los principales ayuntamientos de la provincia han tenido que recurrir, a modo de "flotador económico", al plan impulsado por el gobierno central para obtener fondos con los que poder hacer frente a la abultada deuda que tienen con sus proveedores. Las arcas municipales de los municipios endeudados aquí recibirán al menos 264 millones que llegarán antes del día uno de mayo, fecha en la que está previsto abrir el grifo del dinero prestado para ir liquidando ese mar de facturas que se acumula en los cajones. A nivel estatal, la deuda a los suministradores es tan alta y tan histórica que puede rondar los 17.000 millones, una cantidad que refleja por un lado la penuria en las arcas de muchos ayuntamientos y por otro el problema que se ha generado a muchas empresas a las que les salpica tan alta morosidad. Y hay de todo en la provincia, desde gobiernos locales que deben millones en alumbrado público, en limpieza, en jardinería... pasando por otros que han sacado a relucir facturas del año 1993, hace la friolera de 19 años, hasta una corona de flores para un entierro que se adeudaba desde el año 2005. Patético. El mecanismo de liquidez puesto en marcha desde el Ministerio de Hacienda permitirá que llegue el oxígeno financiero a cientos de empresas asfixiadas por los impagos y con ello seguro que se se salvarán puestos de trabajo. Aquí, por lo que se ve, se contrataban demasiadas obras y servicios que después no se podían abonar. Pero, una vez cerrado este plan de socorro, habrá que activar mecanismos legislativos, administrativos y hasta del sentido común para evitar que se vuelva a repetir semejante deuda comercial. Algunos se están anunciando ya, a bombo y platillo,con leyes de transparencia y códigos de buen gobierno. Pero lo que debe entrar en vigor enseguida es la cultura del pago inmediato. A tocateja.