Ahora que los efectos de la crisis económica y del incremento del desempleo se están evidenciando en todas las capas de la sociedad, las estrategias gubernamentales e institucionales con las que garantizar los derechos sociales básicos resultan más necesarias que nunca para contener y minorar los índices de pobreza y de exclusión social. Durante las tres últimas décadas se han ido desarrollando y consolidando en nuestro país las referencias legislativas, los medios económicos y los recursos humanos con que garantizar la protección y la compensación de las desigualdades individuales, llegando a disponer de redes de atención y del personal necesario para posibilitar las prestaciones sociales y los derechos de ciudadanía. Sin embargo, en los últimos años, la reducción del número de trabajadores sociales en los distintos ámbitos de su acción profesional, los recortes presupuestarios y los retrasos en los pagos de las administraciones públicas a las asociaciones que atienden a colectivos de personas con discapacidad, personas dependientes como enfermos de Alzheimer, entre otras, están afectando gravemente a la atención de los usuarios y poniendo en peligro las coberturas y garantías con las que se contaba hasta hace poco tiempo.

En este escenario y ante el cambio de paradigma socioeconómico, es indispensable consolidar el sistema de Servicios Sociales y poner en marcha políticas activas que eviten la brecha social que se está produciendo. En la actual coyuntura necesitamos una visión estratégica de estos servicios y vertebrar una política de Estado que involucre corresponsablemente a la administración central, y a las administraciones autonómicas y locales, y que sitúe a las personas en el centro de este sistema. Precisamente, para reforzar las acciones en defensa de los derechos sociales se ha planteado la Alianza por la Defensa del Sistema Público de Servicios Sociales, promovida por el Consejo General de Trabajo Social y refrendada por universidades, sindicatos, por la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP), por la Confederación Española de Organizaciones a favor de las Personas con Discapacidad Intelectual (FEAPS), por el Comité Español de Representantes de Minusválidos (CERMI), por otras organizaciones y por los colegios profesionales de Trabajo Social. Esta alianza tiene como finalidad reforzar las garantías estructurales para la prestación de estos servicios a los ciudadanos y asegurar la calidad de la atención que ofrecen (más información y adhesiones en: www.cgtrabajosocial.es).

La celebración del Día Mundial del Trabajo Social, promovida por la Federación Internacional de Trabajo Social (FITS), hoy martes 20 de marzo, es una buena ocasión para plantear la necesidad y la urgencia de construir una sociedad más integradora, en la que se garanticen los derechos humanos fundamentales, se proteja a las personas más vulnerables y en la que los principios de solidaridad, igualdad de oportunidades y universalidad, rijan las políticas y las acciones de las instituciones y de los profesionales. Es un día para seguir reivindicando la necesidad de una Ley Marco Estatal de Servicios Sociales que defina las prestaciones básicas mínimas en todo el territorio estatal, sus características y requisitos de acceso. Es una fecha para recordar a la sociedad que todos en un momento u otro de nuestra vida podemos necesitar de los Servicios Sociales. Para conmemorar esta efeméride en nuestra ciudad se celebró, el pasado viernes 16 de marzo, un acto organizado por el Departamento de Trabajo Social y Servicios Sociales de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Alicante.

Las Naciones Unidas, por su parte, han declarado el día 26 de marzo como Día del Trabajo Social, lo que ha dado pie a plantear una semana de acción cuya filosofía se refleja en el póster que la anuncia: "Nos comprometemos de todo corazón y con urgencia para que las personas tengan poder sobre sus propias vidas, para tratar la causa fundamental de la opresión y de la desigualdad, para trabajar juntos, para crear un mundo socialmente justo, para que nosotros estemos orgullosos de lo que dejaremos a generaciones futuras".

Los trabajadores y las trabajadoras sociales dedicamos todos nuestros conocimientos y nuestros esfuerzos a la promoción de un mundo más humano y más solidario. Estamos presentes donde suceden las cosas, entre las personas, prestándoles apoyo y acompañamiento en sus dificultades, potenciando las condiciones para su desarrollo y para su autodeterminación. Desde nuestra profesión estamos abordando los desafíos más urgentes de nuestro tiempo y, día a día, seguimos comprometidos con las personas.