Rrecuerdo lejanamente cuando se hizo pública la concesión del término municipal de Torrevieja. Fue la empresa salinera quien gestionó este logro allá por 1953. Las autoridades locales y el pueblo, que no había tenido arte ni parte en este asunto, salieron a festejarlo con la banda de música. Oí contar que un vecino, henchido de orgullo pueblerino por la grata nueva, quiso compartir su alegría con el Tío Alfonso "El Pleitero", preguntándole: "¿Estarás contento?". El pleitero, apodado así por ser el que con esparto y sus manos hacia todos los capazos empleados por la salineros en sus tareas, dicen que sin apenas levantar la vista de su tarea respondió secamente: "Tócame los cojones".

De tal tenor, más o menos, esa ha sido la respuesta recibida durante el último fin de semana al interesarme por el maná de beneficios obtenidos por el comercio, la hostelería, los taxistas y otros gremios con motivo de la celebración del evento organizado en la ciudad: La celebración de la XXXVII Copa del Rey de Balonmano.

No digo ni que sí, ni que no. Si el Ayuntamiento, a escote con la Diputación Provincial, ha invertido entre 200.000 y 400.000 euros -eso tampoco está claro- en patrocinar este campeonato sus motivos tendrá. Pero de ahí a intentar venderlo al personal como el gran remedio a todos nuestros males, y catalogarlo como el "novamás" de la promoción turística local es pasarse siete pueblos, con gasolineras incluidas.

En primer lugar, el aluvión de visitantes esperado puede cuantificarse, siendo generoso, en torno a unas 300 personas, incluidos equipos participantes, medios de comunicación y seguidores. Por la ciudad no se detectó más afluencia de la ordinaria. En segundo, una buena parte de ellos fueron alojados en establecimientos hoteleros de poblaciones ubicadas fuera término municipal torrevejense y, según he oído decir, la dirección de alguno de ellos pretendió asegurarse el pronto pago del hospedaje y la organización del torneo se fue con la música a otra parte.

En restaurantes, por ejemplo, los jugadores del Barcelona estuvieron una noche cenando en uno de los más populares del Barrio del Acequión. Respecto al público asistente a los encuentros en el Palacio de los Deportes Infanta Cristina algunos de ellos se disputaron prácticamente en familia, y no fue por falta de facilidades. Me sé de uno que dijo aquello de "cuñao recógeme una entradica" y le dieron diez para repartir. Sobre todo cuando, por fortuna, el equipo local logró una victoria histórica -de la que todos nos alegramos- y que remontó algo el ambiente.

Para colmo, a nivel de calle corrió el bulo de que los Reyes, los de la Zarzuela, tenían previsto acudir a la gran final. Es de agradecer que no lo hicieran público oficiosamente. Ocurrió al revés de cuando se inauguró el Palacio Infanta Cristina donde sí anunciaron su comparecencia, que no llegó a producirse con toda la razón del mundo. Sabido es que la Casa Real, tiene en su haber, por norma, no aceptar invitación alguna si no existe consenso entre quienes invitan.

En aquella ocasión, como en tantas otras, el exalcalde Pedro Ángel Hernández Mateo, muy suyo él, no contó con la oposición a la hora de bautizar el Palacio de los Deportes, y la leal oposición se quejó por ello. El resultado todos lo sabemos. Aunque se achacó la ausencia de la homenajeada a su embarazo. Doña Cristina, semanas después voló rumbo al Japón para ver jugar en la Olimpiada, precisamente al jugador de balonmano que terminó siendo su esposo: Iñaki Urdangarín, ahora Duque de Palma.

Los vientos nunca pueden favorables si no sabes ni el rumbo que llevas. Es lo que parece haber ocurrido con el planteamiento del gran fasto o fiasco (dejando al margen el gasto) de este campeonato. Si nos dicen haberlo organizado para dar a conocer Torrevieja y su Ciudad Deportiva en el contexto de la Costa Blanca y con ello la comarca de la Vega Baja, y los municipios cercanos, la iniciativa, si ha surgido del Ayuntamiento, podría merecer la pena. El problema sigue siendo el mismo: Sin plazas hoteleras no hay evento que valga. Es preferible y más rentable invitar a un equipo puntero del fútbol ruso a realizar su pretemporada invernal. Todo ello a la espera de ver a Torrevieja convertida en el centro neurálgico de una gran metrópoli como referente de servicios en toda la comarca. Ese día llegará, a pesar de los políticos, pero eso lo verán otras generaciones. La de mi abuelo materno, marinero él, murió diciendo aquello de: "El puerto, otros lo verán".

El canto del cisne. A lo peor he divagado mucho y todo el barullo ha consistido en montarle un funeral de primera al Club Balonmano Torrevieja. Al tiempo...