Por vez primera en cinco años una militante del PP de Elda, de las de toda la vida, y para más inri exconcejal de Personal en la anterior legislatura, se ha atrevido a decir públicamente lo que piensa de una decisión de la alcaldesa Adela Pedrosa que considera injusta e irregular. A María Dolores González no le han gustado ni las formas ni las maneras con las que su partido ha echado a la calle a 17 funcionarios interinos que realizaban un trabajo necesario para la ciudad y por el que apenas cobraban 900 euros al mes. Y por eso ha decidido, en el ejercicio de su profesión como graduado social, hacerse cargo de la defensa laboral de 9 de ellos. Y, de paso, también ha ejercido el derecho a opinar con libertad y a mostrarse en desacuerdo con la persona que domina el PP eldense de principio a fin. Expresar lo que un afiliado piensa de su partido o de su gobierno no debería escandalizar a nadie, ni suscitar rencores ni rasgar vestiduras. Pero en este caso sí lo habría hecho y eso es lo realmente preocupante para más de un militante porque demuestra ausencia de autocrítica, mucho miedo a decir lo que se piensa y ningún derecho a discrepar. Lo que para algunos es puro despecho por no haber sido integrada en la lista del PP en las últimas elecciones , para otros, los que dicen "ya era hora", es un gesto de valentía y sinceridad. María Dolores ha sido la primera pero puede que no sea la última.