Hubo una vez unas mujeres con ideales libertarios que vieron la necesidad de ayudar a otras. Sabían que para transformar la sociedad debía pasar necesariamente por formar y preparar a aquellas mujeres que vivían en inferiores condiciones. Eran momentos en los que la supervivencia era muy dura y a las mujeres se las consideraba ciudadanas menores de edad, sin capacidad de decisión y cuya vida sólo estaba asociada al trabajo doméstico, al campo y a la procreación. Se estimaba que alrededor del 80% de la población femenina era analfabeta, lo que la situaba en la marginalidad.

Así que estas mujeres libertarias se organizaron para intentar acabar con la injusticia que marcaba la desigualdad entre sexos. Prepararon programas y actividades que contribuyeron al desarrollo intelectual de estas mujeres, haciendo cursos de alfabetización, y aprendizaje industrial y comercial, con vistas a su incorporación profesional y capacitarlas, para que se les permitiera trabajar junto al hombre en igualdad de condiciones. Trataron de mejorarles la vida, convertirlas en mujeres más felices, en mujeres emancipadas.

Esta organización libertaria anarcofeminista llegó a movilizar a más de veinte mil mujeres en la zona republicana y supuso el nacimiento del feminismo proletario en España. Pero esta historia recobra más valor si la situamos en la II República, en plena guerra civil en 1937, porque estas mujeres, además de los programas de acción y concienciación, además, lucharon en el frente.

Este año se celebra el 75 aniversario de la Federación Nacional de Mujeres Libres. Sus fundadoras: Lucía Sánchez Saornil, escritora y poeta, Mercedes Comaposada, abogada, y Amparo Poch Gascón, médica y con la colaboración de otras muchas, crearon esta organización autónoma, ajena a la estructura de la CNT y muy avanzada a su época, pues considerando el momento que se vivía, hicieron mucho más de lo que las condiciones les permitía.

Pero este idílico proyecto sólo duró unos años. Cuando acabó la guerra civil en 1939, muchos de aquellos sueños y proyectos quedaron aplazados para el futuro, y el restoÉ lo conocemos muy bien porque figura en los libros de texto. Pero los logros del trabajo de estas mujeres pioneras y valientes no son estudiados por los escolares porque esta parte de la historia quedó silenciada, quedó secuestrada.

El legado que dejaron nuestras antecesoras hoy está recogido por Dones Lliures, militantes de CGT, cuyo trabajo va dirigido en dar continuación a lo emprendido y mejorar los derechos de las mujeres.

Derechos que hoy vemos peligrar por la política de recortes que el Gobierno está aplicando, lo que deja en evidencia la vulnerabilidad de la mujer, que en definitiva es a quien más directamente repercute estos recortes en ayudas asistenciales y en derechos sociales.

Todavía nos queda mucho por recorrer y tenemos frentes abiertos como sabemos muy bien: la absurda discriminación salarial en comparación con el hombre que supone, en algunos casos, hasta un 30% menos de sueldo, empleos precarios donde la mujer cobra menos del salario mínimo interprofesional y además, hay que tener presente que las mujeres soportan históricamente las tasas más altas de desempleo y otros etcéteras en relación al marco laboral.

En otro aspecto, sería imperdonable en una fecha como la de hoy, no mencionar la lacra social que venimos arrastrando consecuencia de un patriarcado ancestral: las muertes de mujeres que todavía se suceden en manos de sus parejas o exparejas, lo que deja en evidencia un maltrato oculto (la mayoría de estas mujeres no lo habían denunciado) y que las leyes y las medidas que se aplican son cortas e insuficientes. El terrorismo machista tiene raíces profundas.

Pero no sería justo acabar este artículo sin dejar de mencionar las conquistas conseguidas. La mujer tiene hoy una posición destacada y merecida en el mundo de las ciencias, las letras, las artes y el deporte, además, como sabemos muy bien, ocupa puestos de relevancia en la política y en algunas empresas.

Nuestras antecesoras dejaron abiertas las puertas al conocimiento, la luz y la esperanza y estas puertas ya nunca se podrán cerrar.