El gobierno ha aprobado la reforma laboral más "secreta", que será según el ministro de Economía "extremadamente agresiva" (¡otra vez el micrófono indiscreto!) y mientras tanto la sangría sigue creciendo.

Tanto decir que, ante las últimas elecciones generales, tan reclamadas, el Partido Popular se presentaba, triunfante, sin programa y resulta que tenía dos (precavidos: mejor dos que uno). ¡Vaya si tenían programa! Más bien podríamos hablar de "programazo", el cual está desestructurando el tejido social. Uno en papel, voluminoso, un poco ambiguo, y otro, tiempo tuvieron para reflexionar, que es el que está llevando a la práctica. El del papel no aumentaba los impuestos, pecado capital, según Rajoy. Es posible que, incluso, incremente el IVA, cosa que tanto criticó cuando lo hizo el Gobierno anterior. El argumento es el habitual: el déficit oculto heredado (¿no fue el traspaso ejemplar?). Por supuesto, el PP sabía del abultado déficit de las comunidades autónomas, esas que administra con mayoría absoluta desde hace años, sobresaliendo en este descalabro, despilfarro, la Valenciana. ¿Trajes? Si fuera sólo un asunto de trajes: Valencia quedó desnuda.

En la interminable precampaña electoral, de acoso y derribo, Rajoy insistió en que cuando llegara a la Moncloa, España recuperaría prestigio, inspiraría confianza, habría trabajo para todos, se ayudaría a los emprendedores, se volvería a las glorias imperiales de un tiempo en el cual el país (más bien los prestamistas genoveses) recibía barcos cargados de oro y plata. Y empezó el año "Mariano", el 2012, el fin de una era según calcularon los mayas, tan precisos ellos. El fin del mundo, como dicen los seguidores de Iker Jiménez y otros apocalípticos de Cuarto Milenio. Ignoramos si, finalmente, ha de cumplirse la profecía destructiva. Pero lo que sí se está destruyendo en España, todos los días, son 9.000 puestos de trabajo.

Cierto es que en unos meses no se hacen "milagros" (ni Mariano Rajoy ni nadie), pero tantos recortes, mutilaciones más bien, han contribuido a que haya más parados, menos salarios (por más horas de trabajo) y más familias desamparadas. La política ortodoxa de reducir el déficit, las deudas, sigue estrangulando la economía, y está claro que no habrá crecimiento posible si el consumo sigue disminuyendo. Esta política ha llevado a media Europa a la recesión. El PP denunció en tono patriótico que España con Zapatero perdía soberanía, ahora, en la Moncloa, se enteran de que la posible solución está en el ámbito de la Unión Europea. Ni Alemania podría sobrevivir al margen de la UE: en los pagos de la señora Merkel 7.000.000 de trabajadores perciben... 400 euros al mes, otros 5.000.000 tienen salarios de "contrato basura" y a los mayores de cierta edad sin trabajo no se les considera parados, quedan en un limbo laboral. ¿Sólo los gobiernos griegos maquillaron las cifras, los datos?

Rajoy, por supuesto, viajó a Berlín, a Bruselas (esos micrófonos indiscretos...) y se comportó como el alumno más disciplinado: llevó flores a su compañera de la Internacional Conservadora y prometió que en España el déficit sería reducido ; por cierto, el aliado catalán, Artur Mas, cuando se entrevistó con Rajoy, dijo que los planes del Gobierno son imposibles e insinuó que no quedará más remedio que recurrir al maquillaje. Ahora pide a Rajoy que también sea flexible con el endeudamiento de Cataluña. Tantos sacrificios, sin embargo, no convencerán a los mercados, a los especuladores, ni el dinero acumulado en los paraísos fiscales volverá para crear puestos de trabajo. Ya estamos viviendo en otra era. ¿Sería eso a lo que se referían los mayas?. Desde que comenzó la crisis se calcula que unos 300.000 españoles abandonaron el país en busca de trabajo, de futuro, la mayoría jóvenes con una importante formación, obtenida gracias al Estado del Bienestar y a sus familias. No sólo se van los inmigrantes, a sus países de origen o a otros países. La generación mejor formada abandona el país: se siente estafada.

Mariano Rajoy y su partido tenían programa y se han apresurado a llevarlo a la práctica. El PP viene a recuperar viejas reivindicaciones de los sectores más conservadores de la sociedad y a dar marcha atrás en temas que el conjunto de la población ya había asumido: Educación para la Ciudadanía, Ley de Costas, Ley del Aborto, paralización de las ayudas a las energías renovables, recortar la memoria histórica (¡ese Garzón era tan incómodo!). Matrimonios y divorcios: privatización, hay que ayudar a los notarios, al parecer un sector muy castigado por la crisis.

Claro que tenían programa (dos) y lo están aplicando a rajatabla aunque sólo hace unos meses que hayan llegado al Gobierno. Como consecuencia de todo esto la sociedad se ha plantado ante los desmanes de la corrupción.

¿Que el de Zapatero ha sido el peor gobierno de la democracia?... Dice la sabiduría popular : " otros vendrán que bueno me harán".