Así se titula la película ganadora de los premios Goya celebrada el pasado domingo en nuestro país. Del director Enrique Urbizu y con José Coronado como actor protagonista, este filme se hizo con los premios importantes en la gran gala del cine español. Felicidades. Pero "No habrá paz para los malvados" bien podría poner título a la reciente actualidad española. Unos recortes "malvados" y perniciosos, unos gobernantes presuntamente "malvados" que nos llevan a la ruina económica e incluso personal, unos empresarios "malvados" que solo pretenden destruir empleo y no generarlo, y unas cargas policiales que no tienen desperdicio. Pues bien, todos estos comportamientos los ejecuta, desde su mayoría aplastante, un presidente de Gobierno, señor Rajoy, que está llevando a cabo el mayor ataque a la ciudadanía que se ha realizado desde la muerte del dictador. Los malvados no pueden tener su conciencia en paz, ni en la ficción ni, por supuesto, en la cruda realidad.

La mecha está encendida. No son casuales las movilizaciones generalizadas -a pesar de lo dicho por Cospedal- del pasado domingo contra el "reformazo" laboral ni tampoco las protestas estudiantiles tras las brutales cargas policiales en la Comunidad Valenciana. Con las redes sociales hoy no es posible silenciar la voz del pueblo. Internet es un campo de convocatoria que inhabilita cualquier acción gubernamental o mediática. Pero es que además hay motivos suficientes para el cabreo y la indignación. España se rebela contra los recortes laborales y sociales; la ciudadanía no quiere volver a épocas de esclavitud, tiranía y "acongoje".

El Partido Popular ha engañado al pueblo español. ¿Ahora qué hacemos con el señor Rajoy? ¿Tenemos que aguantar cuatro años con alguien que ha faltado a su programa electoral mintiendo descaradamente? Se nos dijo, durante la campaña electoral del pasado mes de noviembre, que el PP nunca abarataría el despido en nuestro país, y lo que han hecho es mucho más grave: han abaratado el despido y lo han generalizado. Tampoco nos dijeron que las empresas pudieran modificar a la baja los salarios de sus trabajadores y trabajadoras. ¿Cómo se llama esto? Faltar a la verdad, sin escrúpulos. Se llama, lisa y llanamente, engañar. No decir la verdad a los españoles es algo usual en los gobernantes de la derecha española, y si no que le pregunten al expresidente Aznar.

Antes de las elecciones generales del 20N el Partido Popular, con el señor Rajoy a la cabeza, nos dijo a bombo y platillo que no subiría los impuestos a los españoles si ellos llegaran a gobernar. Y cuando gobernó lo primero que hizo fue subir la presión fiscal de todos los españoles. ¿Se acuerdan? Alto y claro, pero hay que decirlo aunque a los señores peperos no les guste. El gobierno del Partido Popular se ha cargado, de un plumazo, los acuerdos sociales firmados durante la transición democrática y que modernizaron las relaciones laborales en nuestro país. Esta reforma laboral nos aleja de la democracia de los ciudadanos y nos acerca a una de las situaciones más negras y oscuras de nuestra historia, y que nadie -o casi nadie- queremos acordarnos. No vale todo. Un gobernante no puede hacer lo que quiera porque tenga mayoría absoluta y maneje a su antojo el Boletín Oficial del Estado.

Rajoy y sus ministros han entrado al gobierno como un elefante en una cacharrería. Como José Coronado en la ficción de la reciente película galardonada y que le ha llevado a ganar el Goya. Destrozando todo y a todos. Ahí están Montoro, De Guindos, la señora Báñez, el sociólogo WertAlberto Ruiz Gallardón. Con Rajoy y Soraya Saénz de Santamaría de directores de orquesta. Querer eliminar la convivencia democrática y social en nuestro país es una auténtica barbaridad. Rajoy no es consciente de la "hoguera" -y no son las de San Juan- que tiene por delante. Se necesita una respuesta colectiva y global al desmantelamiento real y efectivo que el PP está haciendo de derechos esenciales de los ciudadanos. Parece de película pero no lo es.

Por otro lado, el presidente de la CEOE, señor Rosell, ha manifestado que "el reformazo" del Gobierno del PP no dará resultados hasta después del verano y cuando la economía vaya en crecimiento y los vientos sean favorables. ¡Toma del frasco! Estas declaraciones evidencian que la reforma laboral aprobada por el Ejecutivo de Rajoy -al dictado de la cúpula de la patronal- no sirve para lo que dicen que se hace. Y mientras, seguiremos con la sangría del desempleo y los despidos arbitrarios. Los sindicatos de clase y mayoritarios, UGT y Comisiones Obreras, tienen por delante un trabajo de explicación y pedagogía para aglutinar el descontento social existente y el que vendrá en las próximas semanas y meses. Y sería bueno que, desde la derecha más extrema y la prensa afín, no se criminalice a las organizaciones sindicales mayoritarias ya que lo aconsejable y recomendable es que este escenario de cabreo creciente se centralice por organizaciones responsables y no dejarlo en manos de incontrolados. El contagio ocurre no sólo con los virus sino también en situaciones de indignación y desesperanza. La responsabilidad será de Rajoy.