A juicio de CC OO la reforma laboral es injusta con los trababajadores , contraproducente para la economía, e inútil para el empleo.

Definir esta reforma como "equilibrada" es un insulto de quienes han demostrado menospreciar a la clase trabajadora. De partida, en el conflicto capital-trabajo las fuerzas están descompensadas. Lo único que posibilita nuestra capacidad negociadora es la unión, lo colectivo, la representación sindical. Justamente eso es lo que se ataca directamente. Lo único que se consigue con desregularizar e individualizar las relaciones laborales es ampliar el poder unilateral (y discrecional) de la parte empresarial.

Desde nuestro punto de vista esta es una reforma impuesta por el Fondo Monetario internacional, el Banco Central Europeo y los gobiernos de Alemania y Francia, y escrita con la pluma de CEOE y FEDEA, una fundación al servicio de la banca española.

CC OO lleva tiempo denunciando el desplazamiento de la política por la economía, el asalto de los poderes financieros a la democracia. Los poderes públicos elegidos democráticamente por la ciudadanía ceden al chantaje de las agencias de calificación, de las instituciones financieras y de los mercados, todos ellos organismos opacos a los que nadie ha elegido. Al frente de este entramado del capitalismo de casino se ha situado la canciller alemana, Angela Merkel, y con ella la practica totalidad de los gobiernos europeos, incapaces de hacer valer el peso de la política y la democracia. Entre los alumnos mas aventajados de este discurso económico destaca el Gobierno español, que no ha dudado en aplicar una de las máximas del liberalismo: colocar el mercado de trabajo al servicio de los empresarios; desregular las relaciones laborales; asestar un golpe sin precedentes al derecho del trabajo; y lo que es mas grave, engañar a la ciudadanía diciendo que se hace para crear empleo sabiendo, como el mismo presidente ha reconocido, que en el añoo 2012 podemos acercarnos a los 6 millones de personas desempleadas.

Es la actividad económica la que crea empleo y no las reformas laborales. Tenemos un precedente incontestable: hace 20 meses el anterior Gobierno aprobó una reforma laboral "también para crear empleo". Transcurrido ese tiempo, nuestro país suma 1,5 millones de parados y paradas más.

Esta reforma no sólo no va a crear empleo sino que va a favorecer su destrucción. Desprotege a los trabajadores y favorece un mayor poder discrecional de los empresarios; va a condenar definitivamente a los jóvenes al desempleo o a la infracontratación, y penaliza a los desempleados sin prestaciones en sus posibilidades de contratación.

Se dice que se pretende reducir la dualidad del mercado de trabajo y curiosamente sólo se toca la contratación estable, no se toca la temporal. Además, se crea una nueva figura de contrato sin indemnización para aplicar en las empresas de menos de 50 trabajadores, el 95% del tejido empresarial alicantino, que realmente "es una figura para el despido libre".

Si el Gobierno se ha erigido en defensor de la gran empresa y de los mercados financieros, los sindicatos lo somos de las personas trabajadoras (en lo público y en lo privado), paradas, pensionistas, jóvenes en busca de futuro. Tratarán de enfrentarnos y de dividirnos para así ganarnos la partida, pero nuestra respuesta tiene que ser la de informar sobre lo que supone esta reforma y la de contestar con una movilización contundente que haga dar marcha atrás al decretazo.