Antoni Tàpies es uno de los artistas más importantes del siglo XX. Fallece a los 88 años manteniendo, hasta prácticamente sus últimos días, un gran poder creativo, como su gran ejemplo, el de Picasso, que también estuvo trabajando con la conciencia clara de cual era su misión en el mundo. De la importancia de Tàpies se va a hablar mucho estos días, sobre todo por la proximidad de ARCO, la mayor feria de arte donde siempre ha habido un lugar importante para su obra.

Seguramente asistiremos a las sucesivas crónicas de críticos, teóricos y artistas, que le deben parte significativa de su reflexión sobre el arte contemporáneo. Alicante le hace su particular homenaje con la coincidencia de su magnífica exposición en el MACA, su último viaje. Precisamente el museo que Sempere fundó, para dar al arte moderno su vitalidad, despide a uno de los grandes maestros que figuran en su colección, a uno de los artistas más admirados por el alicantino. De su valía innegable como artista ahí está un currículo impresionante, estamos ante una de las figuras universales.

El arte español le debe sobre todo el concepto de libertad y una reflexión sobre el espacio pictórico que nos inscribió en la contemporaneidad de la segunda mitad del siglo XX. Todos los artistas, sobre todos los catalanes, beben de sus principios. Tàpies ha convertido el arte creativo en la mayor expresión de libertad que el ser humano puede tener. Su aportación es impagable, estaremos muchos años bebiendo de sus fuentes, incluso para rebelarnos.