Yo me parto. Si en estos grises tiempos de crisis quieren reírse un rato, busquen por la red los comentarios de los internaturas al último invento para promocionar el euskera. Se trata de unos cuantos vídeos pseudopornos realizados por la Fundación Leizaola, teóricamente seria, subvencionados con fondos del Gobierno Vasco y la Diputación de Vizcaya. Yo he visto uno y aún no he logrado desencajar la mandíbula. Aparecen dos panolis hablando en un bar de sus últimos ligues. En vasco, por supuesto, uno muestra su elevada cultura al afirmar que: "Le eché un kiki y la dejé tirada como un trapo viejo", a lo que el otro, para no desmerecer, le responde que "para eso sirven las mujeres". En un patético intento, supongo, por ser políticamente correctos, los autores del engendro sacan entonces a una rubia que debe usar una 110 de sujetador, quien, en venganza por los comentarios machistas, los convence para que la acompañen a la habitación de un hotel para hacer un trío y, una vez medio en cueros y atados con esposas, los echa al pasillo y los deja tirados. Hay que ver a los dos maromos con los calzoncillitos de lunares en la habitación más cutre que se haya podido ver en una peli porno, lo que ya es mucho, y a la chica, estereotipo de rubia buenorra de las pelis de Alfredo Landa, vengándose del par de mastuerzos. Por lo visto, hay otro corto en el que la rubia se lía con un tipo hasta que él se equivoca al hablar en euskera y, como castigo, ella lo larga a mitad de la faena. Dado que frente al anterior, éste ha sido censurado, no quiero ni pensar cómo debía ser. Que el gobierno vasco haya soltado 3.500 euros por esto tiene su aquel, aunque en su descarga hay que decir que la Fundación Leizaola se lo vendió como una forma de dar una imagen distinta de la lengua vasca para que la gente joven se dé cuenta de que "no es sólo una lengua para aprobar exámenes, sino que se puede usar en cualquier ámbito..." ¿De verdad quieren que siga? Lo malo del vídeo no es que sea de sexo, porque, por no verse, no se le ven ni las tetas a la rubia. El problema es que es rabiosamente malo y es imposible que ningún joven vasco se tome en serio su lengua después de ver esas miradas supuestamente lascivas, que dan más lástima que otra cosa, criaturitas. Lo mejor, por contra, son los debates de los internautas allá donde sale el tema. Tras no dar crédito a que los creadores de los cortos piensen que son graciosos y atractivos, una se reconcilia con el género humano al leer algunos comentarios como el de un tal Manuel que, con toda su flema, dice que "para que nos joda el gobierno en castellano, que nos joda la rubia en vasco". Sabio.

*Joder en euskera (algo sí se aprende)