La mayor de las revoluciones de nuestro tiempo es la de las mujeres. Un cambio social, todavía en curso, que persigue para la mayoría del género humano los mismos valores que inspiraron a finales del siglo XVIII la revolución francesa: libertad, igualdad y fraternidad. Asunción Cruañes Molina (Xábia, 1925/Alicante, 2012) ha sido una de las protagonistas de esa lucha interminable que, pese a todo, avanza inexorablemente.

En las primeras elecciones democráticas del 15 de junio de 1977 fue elegida diputada por la circunscripción de Alicante, posiblemente la que tuvo el mayor porcentaje de mujeres elegidas: tres de los nueve escaños (las socialistas Cruañes y Sabater y la comunista Brabo). Entre los 247 senadores de aquella primera legislatura sólo había 6 mujeres; de los 350 parlamentarios al Congreso, 21diputadas. En las Constituyentes apenas había mujeres pero, como explicaría años después Asunción Cruañes, "rompimos barreras con nuestra sola presencia. Estábamos allí para devolver la dignidad a la mujer". Su firma figura al pie del texto constitucional. Fue reelegida en 1979, 1982, 1986 y 1989, hasta su retirada de la actividad parlamentaria en 1993 tras ocupar las vicepresidencias de las comisiones del Defensor del Pueblo y de RTVE. Estuvo en el hemiciclo el 23 de febrero de 1981, cuando el golpe de Estado de Armada, Miláns y Tejero, entre otros, abandonando la sede de la soberanía popular en una ambulancia tras sufrir un desfallecimiento.

Fue toda su vida una mujer comprometida y activista en muchas causas nobles. Llegó a la política desde posiciones cristianas renacidas en el concilio Vaticano II, hoy arrumbadas. Nunca cejó en rebelarse contra las injusticias y las desigualdades dando testimonio, cuantas veces fue requerida, del papel de la mujer en la vida pública. Hasta su último aliento reivindicó el papel de la política en la transformación del mundo, una tarea en la que tenían que estar presentes, en plano de igualdad, mujeres y hombres. Por esa defensa le rindieron homenaje en 2009 la Xarxa de Dones de la Marina Alta, su comarca natal, y la recordaremos siempre, junto a su querido Pedro e hijos, quienes tuvimos el honor de ser amigos y compañeros. Gracias siempre, Asunción.