Miles de personas pitando y gritando montan mucho ruido, pero es un ruido alegre. La gente ayer se sonreía al verse aunque no se conociera, y es que, llevar una pegatina con la señal de stop a los recortes le hacía a uno miembro de esa marea de gente que una hora y media después de comenzar la manifestación, aún seguía esperando su turno para salir desde las escaleras del Jorge Juan. "Esto es como en los setenta" le decía una mujer a otra emocionada mientras a su lado cada vez más gente coreaba la canción de "en la fiesta de Camps, en la fiesta de Camps, todo el mundo salía con unos cuantos trajes de más", o una versión muy particular del carro de Manolo Escobar en la que lo que se roba es "mi dinero". Canciones, gritos, miles de banderas rojas, verdes y blancas, dependiendo del sindicato, y cientos de carteles y pancartas con eslóganes de lo más ingeniosos. Un grupo de chicos va buscando a alguien "que apadrine mi instituto". Más atrás, reivindican la entrada en funcionamiento de la línea 2 del TRAM con una pancarta pidiendo "-F1+L2", por lo del gasto en la Fórmula 1 de Valencia y portando un enorme tranvía de cartón. Miembros de un instituto de Benidorm llevan a cuestas un ataúd con la escuela pública dentro, y todos, en un momento u otro, corean lo de "no hay pan para tanto chorizo".

El aeropuerto sin aviones de Castellón es uno de los temas estrella en la manifestación, aunque el principal objetivo de las chanzas y las protestas es el expresidente de la Generalitat, Francisco Camps, con frecuentes alusiones a los trajes y protestas por la sentencia que lo acaba de exculpar. Curiosamente, y pese a que muchos de los recortes en los servicios públicos se han producido en el periodo de Alberto Fabra, no se ven muchas críticas directas a él. Mientras un grupo de profesores de Callosa del Segura pasan llevando globos negros, "que para eso estamos de luto", un hombre que nos ve escribiendo, aprovecha para pedir que pongamos en el periódico que "esto es una gozada, un canto a la libertad. No va a servir de nada, pero menos servirá no hacerlo". Bueno, por lo menos muchos aprovechan para desahogar algo de tensión botando porque "conseller el que no vote", o incluso bailando una improvisada samba al ritmo de unos tambores. Poco después aparece un grupo de jóvenes manifestándose de espaldas "porque este gobierno nos lleva de culo", y unas cuantas adolescentes se preguntan a gritos "si somos el futuro por qué nos dan por culo". Junto a ellas pasan sindicalistas ondeando sus banderas, médicos con la bata blanca, profesores con cara seria y tijeras de cartón en la cabeza y decenas de bomberos con sus chaquetas fluorescentes y sus cascos amarillos intentando avanzar entre tanta gente. Funcionarios municipales, políticos de PSOE, Compromís y EU, niños en sus carritos, mujeres de mediana edad con sombreros de globos en la cabeza, personas en silla de ruedas, familias enteras con carteles caseros pidiendo una enseñanza pública de calidad, abogados, policías... todos caminando juntos, y riendo ante las ocurrencias del de al lado. "El bolso de Rita para pizarritas", "Peligro: Camps anda absuelto", "El próximo parado, que sea un diputado"... y tres chicos que esperaban en Luceros encuentran a los de su instituto y se unen a ellos entre abrazos. Y más de uno pregunta: "¿Cuánta gente ha pasado ya?". Muchos, muchos, y siguen satisfechos, "porque estamos haciendo algo. Y ya tocaba".