Después de la manifestación del sábado contra los recortes en Educación ya nada puede ser igual. Casi 50.000 almas poblaron el centro de Alicante para protestar contra unas medidas que son injustas y atentan directamente contra la línea de flotación del llamado Estado del Bienestar. Aunque la protagonista de esa noche era la Enseñanza, en la concentración también se pudieron escuchar críticas contra el tijeretazo en la Sanidad pública, otro de los logros conseguidos en este país y que el ciudadano medio no está dispuesto a arrojar por la alcantarilla. El Consell, al día de hoy, no sólo tiene el problema de estar en bancarrota, sino que la contestación social le ata de pies y manos porque aunque quiera echar la culpa al enemigo político, en este caso el PSOE, son ellos los que llevan casi 17 años gobernando esta Comunidad. La responsabilidad es suya y nada más que suya. No hay excusas, y los propios votantes del PP, que son mayoría, no deben salir de su asombro de cómo se está gestionando la salida de la crisis económica. A Fabra le toca dar la vuelta a una tortilla socarrada por el despilfarro y con casos de presunta corrupción que ha llevado a sentar en el banquillo a todo un expresidente como Camps ,y que amenaza a otros líderes populares que durante años han ocupado cargos de máxima representación provincial y autonómica. Cómo será la situación, que el que fuera responsable de Economía, Enrique Verdeguer, ha sacado billete en el AVE para dirigir Adif huyendo del caos económico. Me da que ha salido tan traumatizado que sólo vendrá por estas tierras para inaugurar la Alta Velocidad en Alicante. La situación es crítica, somos lo peor de lo peor, y esta vez no lo dice MAFO, sino los números rojos que nos asfixian. Es hora de que la política gobierne a la economía porque así lo exige la calle, que es donde verdaderamente está el poder de un país.