Dicen de los maños (los mismos que se han quedado sin su vuelo con Alicante), que son cabezotas. ¿Los maños? Cabezotas y tercos se pueden encontrar en cualquier rincón de la geografía española, en el pueblo más pequeño de la provincia y en... Dublín, capital de Irlanda, donde tiene su despacho el presidente de Ryanair, Michael O´Leary. Tormento para la dirección y los trabajadores de El Altet en los últimos meses, y que ayer llegó a admitir que su compañía se larga de Alicante casi más por un capricho que por la dichosa polémica del embarque a través de pasarelas telescópicas.

Y es que O´Leary, que puede hacer con su aerolínea lo que le venga en gana, que para eso es una empresa privada, admitió sin esconderse que, además del sobrecoste económico por usar las pasarelas, otra de las razones principales por la que le ha pegado un nuevo tajo a su programación en el aeropuerto es el cabreo que le consume desde que Aena no se plegara a sus intereses y le prohibiera embarcar a pie una parte de sus vuelos.

El hecho de que desvíe a Palma de Mallorca la mitad de su base en El Altet le delata porque en Mallorca deberá someterse a la política de la misma Aena (uso de pasarelas telescópicas) que Ryanair rechaza en Alicante, porque, según él, no es lo que firmó en 2007 cuando aterrizó en la provincia. Mister O´Leary, a mí me encantaba escribir a máquina, y un día llegó el ordenador. Lo peor, la cosa no está para perder a la compañía que más pasajeros mueve en El Altet, pero hay justificaciones que, en ocasiones, huelen un poco a chantaje, máxime cuando el ínclito sostiene que todo es reversible si hacen lo que yo mando y ordeno.