La CAM es una entidad con una trayectoria de más de un siglo. Muchos alicantinos somos clientes de la caja desde siempre, teníamos fe en la entidad y pensábamos, nos hicieron creer, que los problemas que pudiera tener eran, más o menos, similares al del resto de la banca española o europea. La CAM era la cuarta caja española por activos. En marzo de 2009, el propio Banco de España le concede autorización para adquirir una financiera mejicana, Credito Inmobiliario, por 145 millones de euros. La autorización da una apariencia de que la salud financiera de la caja es buena y tiene los recursos suficientes, no solo para sobrevivir a la crisis, sino para seguir creciendo aprovechando las oportunidades que se le presenten.

En enero de 2010, a pesar de la crisis, la CAM publica un beneficio en 2009 de 203,4 millones de euros, tras destinar la friolera de 1.136 millones de euros a provisiones. Difunde, además, que el margen bruto se incrementó un 38%, mejora de la estructura de solvencia, eficaz gestión de la morosidad rebajando el índice de mora al 4,53%, frente al 4,91% del resto del sector; la tasa de cobertura alcanza al 71%; la CAM se mantiene como la caja más eficiente de España con un ratio del 36,7% y los niveles de liquidez de entonces le permitían cubrir los vencimientos de deuda de los próximos tres años.

En 2010, a pesar del empeoramiento de la situación, la CAM obtuvo unos resultados de 244,16 millones de euros, y en julio de ese mismo año la caja publicaba que mejoraba su coeficiente de solvencia hasta el 11,5%, lo que suponía un exceso de capital sobre requerimientos mínimos de 1.790 millones de euros, un 44%. El índice de morosidad se situaba en el 4,6%, 0,5 puntos porcentuales mejor que la media del sector de cajas, elevándose el ratio de cobertura al 81%, 26 puntos mejor que en 2009.

En el primer trimestre de 2011 la CAM, se supone que supervisada por el BdE, publicó una ganancia de 39,8 millones con mora del 8,5%, tasa seguramente similar a la del sector (todos mienten).

Se supone que el Banco de España supervisa y da su aprobación a la gestión y resultados de las entidades financieras. La emisión de las participaciones preferentes de 2009 obtuvo tambien la aprobación de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), incluso ya el 19 de diciembre de 2009 la CAM obtenía luz verde de la CNMV para su octavo programa de pagarés, por un máximo de 5.000 millones de euros. Sin embargo, ahora trasciende que en sus cuentas había más de 1.000 millones de euros en créditos impagados a sociedades que surgieron del enriquecimiento rápido del ladrillo, pero con pies de barro, tristemente conocidas por todos, Martinsa, Nozar, etc. Además, la propia entidad se metió como promotora en proyectos de gran envergadura. También ha trascendido que en 2009 la filial inmobiliaria de la entidad, Tenedora de Inversiones y Participaciones, se encontraba en situación de quiebra técnica.

A pesar de todo, en la presentación de resultados de los "tests de estrés", el propio gobernador del Banco de España afirmaba sin rubor alguno que ninguna entidad financiera tenía problemas, ni de solvencia ni liquidez.

Con todos los problemas que pudiera tener la CAM, transigidos y silenciados por el Banco de España hasta el mismo momento de su intervención, parece ser que lo que la ha precipitado a la debacle total ha sido la propia intervención, con un grave perjuicio para sus participantes y acreedores en general, dado la poca profesionalidad con que se ha llevado a cabo la misma, con unos administradores que, al contrario de la discreción que su cometido supone, se han dedicado desde que desembarcaron en la caja a ir filtrando a la prensa todas las supuestas irregularidades y mala gestión que iban hallando, a la vez que -para cubrirse en salud- han dado por morosos e incobrables muchos créditos que, seguramente, el resto de entidades no los tienen como tales, porque es imposible pensar que la morosidad de la CAM supere el 21% mientras la media del resto de entidades ronde el 7%, cuando se sabe que en la época del "boom inmobiliario" todas, en general, competían para "colocar" hipotecas. Nefastas e irresponsables, además, las manifestaciones, en septiembre de 2011, del gobernador del BdE, cuyo interés debiera ser la venta de la entidad en las mejores condiciones, afirmando que "estamos hablando de lo peor de lo peor". El resultado de tanta ineptitud es que los depositantes han huido, nadie en su sano juicio dejaría un euro en la CAM, que el negocio haya caído a mínimos y su única financiación posible sea institucional o la que le procure el propio BdE.

Según ha avanzado el actual equipo gestor de la CAM, es muy probable que al cierre de 2011, los números rojos de la misma superen los 2.000 millones de euros. Está claro que tan abultadas pérdidas no han podido generarse en los últimos trimestres, luego deben ser, en gran parte, la consecuencia de la gestión desarrollada en ejercicios anteriores que, incomprensiblemente, resulta que no fue detectado por los auditores de la caja ni por la inspección del BdE.

En mi opinión, la CAM y los supervisores, aunque sea por omisión, falsearon la verdadera situación, dando una apariencia de normalidad y solvencia que, de conocerse por sus clientes y pequeños ahorradores, a los que vendieron las participaciones preferentes de septiembre de 2009, nunca las hubieran comprado, pudiendo darse una de las causas de nulidad a que se refiere el artículo 1.265 del Código Civil. Es por ello, que el BdE debiera considerar, al igual que se ha hecho en intervenciones de otras cajas, recomprar al mismo precio de colocación, antes de la adjudicación a alguna entidad, dichas participaciones a los tenedores de las mismas que lo soliciten.