En lo que el periódico tiene de espejo, tiene también algo de diagnóstico clínico, de modo que todos los días nos desayunamos con las transaminasas y los lípidos y el azúcar y el colesterol de esta enferma grave llamada Europa. No en vano el gráfico de la Bolsa se parece tanto al de la fiebre. Ahora que se pone de moda la paleodieta, consistente en reproducir la alimentación del hombre de las cavernas (carne por un tubo y poca fruta), las relaciones económicas regresan también al tiempo de los bárbaros. Un ejército de parados está dispuesto ya a acudir a las plazas públicas para exponerse como mercancía a la mirada del patrón. Los neutrinos acaban de demostrar que se puede viajar a través del tiempo y en eso estamos, en una caída libre hacia el siglo XIX o por ahí, pasando por el crack del 29, que nos pilla de paso. Un viaje iniciático al revés.

Una migración de ese tipo puede provocar mucho dolor al menos que desaprendamos lo aprendido a lo largo del último siglo y medio de cultura. De ahí la necesidad de acabar con la escuela pública, de liquidar la pequeña igualdad de oportunidades que implicaba la existencia de la enseñanza gratuita. Cuando un servidor de ustedes hizo la mili (ayer, en términos históricos) el 30% de su compañía estaba formada por analfabetos. Nos costó más erradicar el analfabetismo que la polio, pero parece que regresan las dos en ese viaje marcha atrás hacia la dieta prehistórica y la ignorancia crasa (qué rayos significará crasa). Olvídense ustedes también de la sanidad pública, en vías de extinción en varias de nuestras comunidades. Quizá regresen las pústulas, las costras, las viruelas, Europa está repleta de ellas, da pena verla ahí revolcándose de dolor entre unas sábanas que no se cambian desde hace siete meses.

Lo que no nos falta es el equipo médico habitual, con gente tan pintoresca, por razones distintas, como Ángela Merkel y Nicolas Sarkozy, seguidos, en su viaje rutinario a través de las salas del hospital, por un grupo de becarios entre los que destaca por su sabiduría un tal Berlusconi. Me dicen que junto a la paleodieta regresa también una especie de paleogimnasia en la que se reproduce el esfuerzo físico de cazar un bisonte. O sea, que todo concuerda.