Ensemble Kuraia. Sala de Cámara del ADDA. Obras de Giner, Gubaidulina, Guinjoan, Luc y Erkoreka. Ensemble Kuraia; Andrea Cazzaniga, director; Severine Ballon, violoncello.

Son las nueve y cuarto de la mañana y esta noche no he dormido nada. Y lo peor de todo es que no ha sido porque me haya encontrado casualmente con un viejo amigo al que hacía años que no veía y con el que he terminado, dilatando inútilmente el encuentro hasta el amanecer, en cualquier tugurio con un amargo regusto a tiempo perdido. Ni mucho menos. Me he pasado la noche intentando averiguar cuáles pueden ser los criterios (oscuros e interesados a veces) a la hora de programar un evento musical. Es decir, el miércoles asisto a un concierto de unos músicos fantásticos, Ensemble Kuraia. Después de un programa irregular en cuanto a la calidad de las obras (hay que dejar oportunidades a compositores jóvenes, aunque no sepan aprovecharlas) deciden terminar con la obra más aburrida, tediosa y aséptica que he escuchado de mi estimada Gubaidulina. Y eso contando que tanto la solista (Séverine Ballon) como los músicos del ensemble hicieron un trabajo excelente. También sucedió algo así hace unos meses cuando a András Schiff (pianista extraordinario donde los haya) se le ocurrió hacer un recital de dos horas todo él de variaciones. Recuerdo que salí espantado al terminar la primera parte y al volver tras la segunda (claro, la vida social fuera del teatro es casi tan importante como lo que se escucha dentro) esperé, tras los últimos aplausos, sentado mientras miraba a la gente salir no sin cierta admiración.

Bien es verdad que la forma tema y variaciones nunca ha estado entre mis amores. Como también es verdad que la obra de Joan Guinjoan Diferencias (variaciones, curiosamente) fue sin duda lo mejor de la noche. Siempre, lo confieso, que leo el curriculum vitae de Ginjoan caigo en los más profundos abismos de ese pecado capital llamado envidia. Compositor de fino talento y reconocimiento, director de orquesta, pianista en su juventud, organizador de eventos, crítico musical e incluso pianista "de café" (yo, cuando puedo, también intento desarrollar este noble, y casi extinto, arte), el maestro catalán planteó una obra en la que las "variaciones se presentan con carácter de improvisación". La magia de la obra consiste en cómo la sólida construcción estructural se alía con la improvisación para crear un entramado, casi un argumento, que desarrolla una tensión, podría decirse armónica, desde un tenebroso comienzo hasta un final que encuentra su catarsis en un baño de color instrumental. Una maravilla en definitiva. Como lo fue también, insisto, el Ensemble Kuraia. Fundado en el año 1997 por la compositora María Eugenia Luc (de la cual tocaron su obra Xi ) el grupo ha demostrado en este concierto que sin duda es un referente en grupos instrumentales comprometidos con la música contemporánea. Una pena ese Detto II para terminar. En fin. Los misterios de la programación.

Espero poder recuperar esta noche el sueño perdido. Todo depende del programa del concierto de hoy. O de que no me encuentre casualmente con un viejo amigo al que hace años que no veoÉ