Al mandato municipal que arrancó en 1995 con el PSOE en la oposición y Luis Díaz Alperi en la Alcaldía se remonta el principio de lo que bien podría llamarse una ventajosa relación para ambos entre el regidor del PP y el entonces edil socialista Javier Gutiérrez. De la mano del fallecido Antonio Moreno, y tras cuatro años en las Cortes como asesor de Antonio García Miralles, llegó el ahora socio del hermano de la alcaldesa a la agrupación socialista de Alicante como ejemplo de candidato joven y bien formado (abogado y hablando tres idiomas) que no tardó, en el territorio hostil que es la oposición, en arremeter contra quien entonces y por poco tiempo fue su superior político directo, Ángel Luna.

No son muchos los elogios que se escuchan de las bocas de algunos de sus excompañeros de partido. Desde "ser oscuro que iba por libre" a "personaje que sólo miraba por sus intereses" hay un catálogo de adjetivaciones de las que el abogado y exconcejal, que ya no milita en el PSOE, no sale muy bien parado. "No es que tuviera mucho de la ideología de izquierdas y en cuanto a los valores, ni los tenía ni se esperaban", precisa un excompañero a quien no le extrañan las relaciones del exedil con Alperi "por que entre ellos se huelen", precisa.

Estén o no en lo cierto, en lo que sí parecen coincidir aquellos que le conocen tanto a él como la actividad que ha venido desarrollando en estos años es en que Gutiérrez aprovechó muy bien su paso por la política. En esa etapa, aseguran, logró hacerse con un amplio elenco de relaciones que ha sabido aprovechar en su actividad privada una vez puso en marcha el bufete Salvetti, bautizado con el mismo nombre del palacio que hasta hace poco ocupaba en la calle Castaños, y donde la Policía sostiene que, junto con su socio, el también abogado y hermano de la primera edil, José Luis Castedo, se amañaron informes de la revisión del planeamiento urbano de Alicante y se llegó a facturar por estos trabajos más de un millón de euros en dos años.

Hay quienes aseguran que, en más de una ocasión, se ha escuchado a alguno de los dos socios presumir de los "contactos e influencias" de un despacho más conocido por sus relaciones que por su litigiosidad. Para ello, además de otros estrategias, captaban a técnicos tanto de ayuntamientos como de la Comisión Territorial de Urbanismo, donde José Luis Castedo estuvo casi cinco años, hasta finales del 2008, un mes después de que Alperi le cediera a su hermana la Alcaldía y, con ella, el control total del urbanismo.