Ha pasado el período de estreno y, de alguna manera, seguimos igual, esperando realidades. Entre el aterrizaje, el ascenso, las vacaciones y la previa de las generales, la ciudad persiste en compás de espera. Nuestros nuevos gobernantes siguen con la calculadora en la mano, tratando de discernir cuánto hay, cuánto se debe y qué se podrá hace en los próximos años, que será poco.

N. B. Rafa Carbonell trató de sacar ayer el pie del tiesto de Rodes, alegando lo típico, que nunca lo dijo. Lo cierto es que lo dijo y en público, por cierto.