Yo no quiero más luz que tu sombra doradaÉ"

La opacidad es hija de la confusión y nieta de la ignorancia. A los pobladores nunca se les permitió con claridad conocer a sus artistas y grandes genios; mejor empañarlos que fomentarlos para no abrir la luz en la mente de los súbditos, pensaron los jefes. En la actualidad se nos dice lo contrario pero prácticamente seguimos como simples vasallos: nuestra misión se reduce a abrir el monedero cada día (pagarles impuestos directos e indirectos) y las urnas cada 4 años. Las decisiones de cómo administrar esos fondos nunca las tomamos los interesados.

En el tema del legado del poeta universal Miguel Hernández los ilicitanos no acabamos de salir de una perplejidad para entrar en otra. Asistimos atónitos a los avatares de nuestros administradores (políticos inquilinos de la poltrona de distintos colores) con la impotencia del niño que oye y siente la discusión de los mayores y a él no se le permite decidir nada en esa batalla. Se ha pasado, en mi opinión, de un extremo a otro: el anterior equipo de gobierno decidió, después de pagar muchos años por el legado del poeta, que los ilicitanos costeáramos a los herederos de dicha obra tres millones y medio de euros por dos décadas más de cesión. Esa astronómica cantidad es, era, un alquiler desproporcionado (más del doble de su valor real tasado) y un insulto a los miles de ilicitanos precarios y/o parados que no pueden ni con el alquiler de su casa. El equipo de gobierno del anterior negoció obviando a los ilicitanos (los que pagamos todos los platos, incluso los rotos) y claudicó ante la codiciosa oferta que se le hizo.

Y ahora se pasa al otro extremo: el equipo de gobierno local, a través de su portavoz, comunica escuetamente a los familiares del poeta que "no hay" (que "no darán") ni un céntimo por nuestro legado (digo "nuestro" porque el pueblo de Elche sí que se lo merece y, aparte del dinero aportado hasta ahora, se lo ha ganado con el cariño y el recuerdo a Miguel) y que si los familiares quieren dejarlo aquí gratis, pues que bien; que es como decir que no se les cobrarán (a ellos) alquiler por dejarlo en Elche; o que se lo lleven. ¿Intención de humillar a los herederos? ¿Resentimiento? ¿Odio al poeta rojo? ¿Actuación depurativa con ciertos símbolos, similar a la del monolito de La Pasionaria? Que cada uno recomponga este puzle de preguntas -a su manera- para obtener solución al enigma plateado.

Lo cierto es que los verdaderos dueños de nuestra calderilla, los que pagamos, somos la gente llana y los políticos usan esos recursos como arma de rencor y venganza ideológica a su antojo (para esto hay dinero, para esto no).

Cabría proponer, en esta negociación de sordociegos cual familias que se querellan por una herencia, que el pueblo de Elche, de alguna manera (con internet no sería difícil) se pronunciara; y que se decidiera algo sin humillar a los familiares ni arruinar nuestros bolsillos. Para desatascar la negociación entre ambas partes, se debe iniciar un proceso de mediación que resolviera el asunto para que todos ganasen.

Se puede sembrar sensatez para que la historia coseche después el afecto a los que dieron su vida por la belleza (ÉLa sombra me gobierna, si esto es vivir, morir no sé yo qué sería.." ) y la justicia; sólo hace falta querer ser sensatos y respetuosos con los ciudadanos.