Me solicita el diario Información este artículo en torno a ideas relevantes de cara a las elecciones de mañana. No me siento cómodo con este tipo de "incursiones", aunque la complejidad y entidad de la crisis nos obliga a compartir propuestas y reflexiones. Tanto que quizá las cuestiones "regionales" quedan superadas en gran medida por la entidad de la situación económica que nos afecta.

Nos enfrentamos a una crisis económica de hondo calado, mucho más de lo que en un principio los economistas pudimos prever e incluso imaginar, capaz de devorar la Unión Europea. En gran medida la crisis es resultado de un cúmulo grande de errores y pasividades. Los máximos responsables políticos en Europa (y otros países) probablemente estaban preparados (y elegidos) para administrar pequeños cambios, no crisis de envergadura que incluso para los tecnócratas eran "imposibles" desde la óptica de las teorías económicas predominantes. La situación actual requiere de medidas drásticas y grandes transformaciones y quizá esto exija rodearse no de los más fieles, sino de los más capacitados. Además, como ha ocurrido en periodos claves de nuestra historia en estos momentos necesitamos estadistas, no partidistas.

En el debate electoral no se ha entrado suficientemente en muchos temas vitales para nuestro futuro. Tampoco se han afrontado con transparencia y valentía cuestiones concretas que se han de acometer. Sirva como botón de muestra que nuestro gasto público deberá disminuir en 30.000 millones de euros en 2012 y no hemos escuchado en qué partidas se han de hacer los recortes o qué ideas aportamos para que, tras este nuevo ajuste, la economía española no se hunda nuevamente. Pero, sobre todo, no tenemos claro nuestro modelo de futuro, caminamos a tientas, con propuestas programáticas que parecen salidas de un bufé. Esto comporta graves riesgos, puesto que no abordamos cuestiones fundamentales como la reforma de la educación, del sector público, laboral y la intencionalidad de otras muchas iniciativas en una clara dirección.

Para responder a la invitación he consultado con un grupo amplio de personas (emprendedores, empresarios y profesores de universidad) con fuertes inquietudes sociales. Hemos ponderado las ideas a la erudición a la hora de identificar como importantes para el debate político que ya ha concluido. No voy a decir nada que no se haya dicho antes y, aunque se corre el riesgo de trabar un discurso cansino, trataré de sintetizar en estos diez puntos, las mencionadas ideas:

01

La renovación en la forma y el fondo de hacer política.

Hemos asimilado sin más la pésima percepción de la política y los políticos por parte de los ciudadanos. Somos ya un caso sociológico digno de estudio. Muchos jóvenes estudiantes (al menos en nuestro entorno), carecen de inquietudes políticas y, en algunos casos, no están exentos de cierta fobia y una valoración de la política muy devaluada que desemboca en fenómenos como el 15M, asamblearios y nada operativos a la hora de aplicar las soluciones urgentes que se requieren. No es una situación justa para muchos políticos que se esfuerzan con honradez en servir a nuestra sociedad. No obstante, la historia nos da ejemplos de los riesgos que corre una democracia que se percibe como devaluada. Hace falta una clase política con ideas y estilos renovados. El mencionado 15M o las encuestas del CIS son muy reveladoras y responden al rechazo de los ciudadanos a un estilo de hacer política que reclama una urgente revisión en términos de eficiencia, ética, nuevas ideas, capacidades, transparencia, apertura social, cambio, alfabetización digital; en suma, una modernización de estilos y cambios profundos en la forma de hacer política. La endogamia partidista fomenta compartimentos estancos, escasamente permeables a la sociedad y, por tanto, un problema de primer orden.

02

El fortalecimiento de nuestra posición en Europa y de la propia UE.

De 8ª potencia mundial hemos pasado nuevamente al vagón de cola europeo. Ya somos absolutamente dependientes para salir de la actual crisis económica de las políticas europeas y, en concreto, de Alemania. Es evidente que no somos suficientemente eficientes a la hora de defender nuestros intereses en el ámbito de las decisiones europeas (en sentido bastante amplio). La alianza histórica con Alemania (F. González - H. Kohl) no renovada, ha situado en los últimos años a España en una posición de desventaja en Europa (política monetaria, regulación de la solvencia bancaria, prioridades políticas, etc...). España ocupa una posición bastante marginada en el ámbito de decisiones de la mayor relevancia en Europa, con un alto coste para nuestro país en el marco de la actual crisis. Los historiadores saben que, ni la Unión Europea -con amenazas más que veladas de dos velocidades- o, incluso la propia democracia, no es una conquista irreversible en una Europa cuya construcción paralizamos (vía Constitución Europea) con un alto coste actual. Cabe recordar que políticos mediocres acabaron con ella tras la crisis de 1929. El debate de una única Europa fuerte debe entrar en la arena política y nuestro país necesita reconstruir hábilmente una estrategia europea inteligente. Sirva como ejemplo la inoperancia del Banco Central Europeo en la actual crisis o la carencia de instrumentos y soluciones ágiles ante problemas de entidad.

03

Construir una nueva base económica y modelo económico.

España está obligada a reconstruir su base económica exportadora. Debe "desintoxicarse" de vieja economía (sectores de baja productividad, economía oculta...), de catorce años de dependencia de la financiación exterior y una actividad económica dependiente en exceso de la actividad inmobiliaria. Para lograr este objetivo tienen mucha importancia algunos puntos que siguen a continuación. Los dolorosos ajustes económicos necesarios a corto plazo, tras las elecciones del 20 -N, nos llevarán a una profunda depresión y generación de más paro, si paralelamente no se sientan las bases para una "nueva economía". Esto es, nuevos sectores de futuro, eficiencia en las inversiones públicas, freno al despilfarro infraestructural, desregulaciones que interfieren en la competitividad de las empresas, transformacion de la economía para la sociedad digital, políticas económicas activas para crecer y generar empleo, nueva cultura emprendedora, eficiencia en las políticas educativas, ética en los negocios, etc. Para crear empleo debemos mimar la iniciativa privada responsable, capaz de generar valor en un entorno de cohesión social.

04

Impulsar una economía y sociedad digital.

Mientras que los sectores tradicionales caen, la economía digital impone nuevas reglas y estrategias. La sociedad digital se organiza, toma conciencia, debate en la calle lo que los políticos no se atreven a abordar en los parlamentos. Podemos ser un país que se limita a digerir la revolución digital o que la lidera y protagoniza.Nuestra situación de paro y paralización económica debe ser un acicate para avanzar en actividades económicas de futuro, promover cambios y anular atrincheramientos perniciosos (regulación de la propiedad industrial, interferencias a la neutralidad de la red, proteccionismos, fiscalidad desventajosa, desincentivos para la conectividad y el desarrollo de actividades digitales, frenos a las grandes empresas en sus intentos de posicionarse como monopolios, etc). Se impone muy especialmente un modelo claro y ambicioso, un país que acoge las buenas prácticas en la educación digital, que promueve un liderazgo en cambios de actitudes y aptitudes, implicando a todos las instituciones llamadas a desempeñar un papel clave en la educación.

05

Desarrollo de sectores de futuro y atracción de empresas.

Cada vez hay más analistas económicos que hacen un seguimiento de la ciencia y su prospectiva. En la nueva base económica a la que nos referíamos hay que dar cabida a los sectores de futuro: TIC, nanotecnología, biotecnología, domótica, energías renovables, tecnología medioambiental, smartercities, etc. China y otros países emergentes han roto su imagen ligada a sectores tradicionales y salarios bajos con apuestas y logros en Ciencia y Tecnología. Las exportaciones chinas de alta tecnología duplican a las españolas en términos porcentuales. Son fundamentales para atraer nuevas empresas innovadoras, nuevos sectores, conformar "ecosistemas de innovación". Será la única forma de solucionar la sobrecualificación, de frenar la emigración de talento al exterior. Hay que apostar conjuntamente por nuestro potencial endógeno y la atracción de empresas de futuro, lo que propiciaría un know how propio derivado de la aplicación de tecnologías de futuro a nuestra actividad económica.

06

Universidades competitivas y reformas profundas en los métodos educativos.

Hay una elevada confusión que planea entre el escenario de Bolonia, la idea reiteradamente apuntada de que sobran universidades (centros, titulaciones..), nuestra endogamia, la no eficiente gobernanza, y todo esto, junto a la evidencia de las restricciones financieras derivadas de la situación actual. Nuestros políticos deberían tener claro que no sobran buenas universidades. Sólo en el área de Boston (Estados Unidos) hay más universidades que en toda España. Aunque en ambos territorios hay instituciones educativas muy mejorables. No hay burbuja educativa, hay deficiencias a la hora de optimizar los recursos educativos de nuestros países. Nuestras Escuelas de Negocios, por ejemplo, están entre las mejores del mundo, pueden ser un referente cercano para algunos cambios.

Hacen falta universidades que aporten valor a la sociedad, a través de la formación de currículos que se ajusten al descomunal reto de generar empleos en este país, amén de la tecnología, el emprendedurismo, etc. Habría que debatir si nuestras instituciones educativas ganarán realmente competitividad, calidad y solvencia si nos limitamos a agregar cuantitativamente universidades. Los campus de excelencia no se han evaluado suficientemente como base para las transformaciones que nuestras universidades necesitan. Si nuestro sistema universitario, y su necesaria eficiencia, no entra a formar parte fundamental del arsenal de la reconstrucción de un nuevo tejido económico y de la generación de empleo en España, estaremos creando un modelo con pies de barro. En el debate político no hay claridad en torno al relevante papel de la educación en el marco de la actual crisis, su financiación y las reformas o el modelo educativo por el que apuesta nuestro país en la era digital. Es sumamente importante prestar atención prioritaria a la educación, la formación y el aprendizaje permanente como estrategia de creación de empleo.

07

Empleo y emprendedurismo (o emprendimiento si hacemos caso a la RAE): las empresas del siglo XXI.

Tenemos que crear cinco millones de empleos, ¿quiénes pueden crearlos?, ¿empresas de sectores tradicionales?, ¿la construcción? Muchos colegas economistas se limitan a indicar que para generar empleo hay que crecer. Profundizar en quiénes crean los empleos, es fundamental. España tiene que poner un "oído" en todos aquellos sitios donde se crean empresas de nuestro siglo, empresas de futuro. Crear más de cinco millones de empleos en el siglo XXI requiere construir una buena parte de España como un ecosistema de innovación. El emprendedurismo se contagia si se crea una cultura y unas políticas propicias para favorecer un clima de negocios de futuro. Sirven de poco propuestas tópicas, demagógicas o simplistas. Hay que fomentar entre los jóvenes una nueva cultura emprendedora. La exportación de talento, la emigración de jóvenes "sobrecualificados" tiene un coste elevadísimo para un país como España. Los gobiernos de las últimas décadas han suspendido en estos temas. Desde la regulación de las empresas de base tecnológica, hasta los trámites y tiempo para la creación de una empresa, pasando por el reconocimiento y proyección social, etc. No basta con regular o desregular, hay que identificar con claridad los factores que explican el éxito y el fracaso empresarial. Perder el miedo a emprender y dar las máximas facilidades para ello.

08

Eficiencia y productividad en el uso de los recursos públicos.

La dotación de infraestructuras de un país es fundamental, pero tiene un coste. Su construcción y puesta en funcionamiento deben reportar beneficios suficientes para poder devolver los créditos en los que se incurre. Aeropuertos sin aviones, autopistas sin vehículos, trenes sin pasajeros, ciudades y edificios espectaculares sin habitantes y sin usos productivos o sociales, televisiones públicas con plantillas y gastos desmedidos, empresas públicas sin actividades relevantes, organización política redundante... todo esto representa un altísimo coste. Este coste pesa sobre las empresas que generan empleo, o sobre el consumo de los ciudadanos y, por tanto, en el crecimiento. Un sector público ineficiente es una carga para la competitividad de cualquier sistema económico, y al contrario. Esto en un entorno global se paga caro.

09

Pacto de Estado para los grandes temas: educación, mercado de trabajo, política exterior, sanidad, autonomías, transparencia y rendición de cuentas, cohesión social...

En la memoria de muchos ciudadanos perdura la contribución que tuvieron los Pactos de la Moncloa en la consolidación de la democracia en España, en los momentos más difíciles de la Transición. La sangría económica que padece actualmente nuestro país, su falta de credibilidad ante los mercados, la entidad del paro, las perspectivas de un estancamiento económico, la necesidad de reformas de entidad... todo parece reclamar acciones colectivas que favorezcan la cohesión social (hay límites que no podemos sobrepasar en lo referente a la atención a la pobreza y la desigualdad). España corre el riesgo de hundirse mucho más tratando de salvarse si, como consecuencia de muchas de las complejas medidas que hay que tomar, entramos en una espiral de conflictos sociales. Los sindicatos han dado muestras de madurez en muchas ocasiones afianzando acuerdos importantes en el pasado. Repito, hacen falta estadistas y no partidistas. Necesitamos una democracia fuerte.

10

Crear una nueva imagen de España (marca/país) realista y generadora de ilusión colectiva.

Nuestro país debe forjar una nueva imagen de país moderno y atractivo, con futuro. Esta nueva imagen será fundamental para relanzar, desde bases reales, nuestra actividad tradicional inmobiliaria, turística y financiera. Si fuéramos capaces de forjar una base económica sólida -nada parecido a vender humo-, sería relativamente fácil para este pequeño país hacer un marketing internacional efectivo, algo bastante prioritario. Tal como indicaba el Plan Horizonte 2020 de la Cámara de Comercio: a nuestros atractivos culturales, la suma de la mejor gastronomía, los mejores deportistas del mundo (fútbol, baloncesto, ciclismo, tenis, motociclismo, fórmula 1...), servicios sanitarios, clima, gran dotación de infraestructuras, empresas globales competitivas, excelentes profesionales y personas (muy recomendable www.transformaespana.es/transforma-talento, iniciativa impulsada por la Fundación Everis) todo un cúmulo de atractivos difíciles de superar...

Antes del muy necesario marketing nos toca empezar a poner la casa en orden y muchas de las cosas mecionadas nos llevarán más de una generación alcanzarlas, así que convendría empezar cuanto antes. El reto político más importante debería ser la construcción colectiva del país de mañana. Pero para implicar a toda la sociedad en un esfuerzo común, avanzar hacia un retorno a los valores de una mayor cultura del esfuerzo, la competitividad, la reducción del fraude, mejorar la deontología empresarial y profesional, volviendo al principio, es imprescindible liderazgo y regeneración política.

(*) Agradezco a las muchas personas que han aportado ideas y comentarios al primer borrador de este artículo.