Amedia mañana abro la web y no me topo con declaración alguna de González Pons. ¿En qué estarán pensando los del digital? ¿O no serán ellos? Me meto en varios portales y nada. ¿Se irá a acabar el mundo? El otro día se le ocurrió a un comensal que conoce al aludido deslizar lo intelegente que es y otro de los asistentes, nada de izquierdas, puso una cara como diciéndole si se pinchaba. En muchas de las sobreactuaciones que ofrece el galán de la comunicación pepera hay que reconocer que lo parece. Las dos últimas han sido de manual. En la primera dejó caer que Rajoy se aprestaba a crear 3,5 millones de puestos de trabajo y lo único que consiguió fue tener que puntualizarse a sí mismo con ese desparpajo que le permite dejar caer lo que sea sin azorarse. Y pocas horas después comprometió de nuevo a su formación al aseverar que Paco Camps tendrá papel en la campaña, de difícil encaje sin duda, a no ser que su jefe sea tan rebuscado que lo invite a mantener a afición y matadores entretenidos de este modo para urdir mientras tanto sus maquinaciones sin presión. Sea por lo que fuere, el caso es que hace algún tiempo que Pons se ha visto superado por su personaje. Es de suponer que se habrá asegurado una buena compensación porque no hay humano que resista el papelón, y no digamos si encima se confirmara lo de su inteligencia. Lástima que, a pesar de su estrecha vinculación con el territorio, esta acrisolada osadía no le haya dado para soltar una alusión a las responsabilidades existentes en el proceso endemoniado por el que atraviesa la Cam. Ni siquiera aprovechó ayer para recrearse con el Banco de España tras conocerse que está dispuesto a cubrir 1o años de pérdidas después de que las transfusiones efectuadas durante el estado de shock sólo hayan sido de mala sangre. Esperar, por tanto, que Paco o Gerardo Camps se pronuncien al respecto es una quimera. Como si hubieran tenido algo que ver en el asunto.