Estamos asistiendo últimamente a un debate muy importante, sobre el que a pesar de lo mucho oído y publicado, no sé si nos damos cuenta de que se están mezclando la economía y la salud, y para llevar a cabo la atención a necesidades de la primera, no está muy claro que no sea negativa para lo principal: la salud de la población.

Por eso hay dos interrogantes a las que creo se debe dar respuesta por los poderes públicos, como se suele decir, "con un compromiso ante notario, firmado y rubricado con testigos" para que no hayan dudas. Las respuestas deberían ser de una claridad y una transparencia total y absoluta.

Primera: Ante la orden de que los médicos pasen a extender sus recetas con medicamentos "genéricos" que contengan propiedades de los de "marca", pero que sean lo más barato posible, hay colectivos médicos que no tienen claro del todo que esa fórmula no pueda afectar por cambios reiterados en los medicamentos a ciertas enfermedades, polimedicados, edad avanzada, etcétera. Por tanto, aunque naturalmente se supone que el Gobierno lo habrá estudiado bien y habrá tenido en cuenta, además, lo que podría suponer sicológicamente para algunos enfermos una merma en los resultados ante ciertas enfermedades. Sería catastrófico, por lo que no pueden haber errores ni rectificaciones de última hora. Por eso deben de hacer, en unión de la clase médica y farmacéutica, no sólo la política, una declaración en la que no quepan ambigüedades de ninguna clase.

Segunda: Este acuerdo se ha hecho para ahorrar al año no sé cuántos millones de euros. Entonces la pregunta sería: si los medicamentos genéricos, u otros más económicos, resulta que hacen el mismo papel que los de marca que recetaban hasta ahora, ¿por qué no se ha hecho antes? ¿Cómo se ha estado generando más déficit, y en este caso más deudas, entre ellas las farmacias? Si se tiene conocimiento que con mucho menos dinero la salud de los españoles estaba a salvo, ¿cómo se ha esperado a estar hasta "el cuello"? Son dudas razonables instaladas en la población.

Añado una petición. Independientemente de que seguro que los médicos y farmacéuticos van a hacerlo con todo su esfuerzo y no siempre serán comprendidos, hagan una buena campaña para que sicológicamente los enfermos puedan aceptar como válidas sus promesas. Para la salud, la confianza del enfermo es como primer paso el mejor medicamento. Naturalmente desde la seguridad en el producto.