Miente la alcaldesa de Alicante, y lo sabe, cuando niega estar implicada en la causa que investiga si ella y su antecesor en la Alcaldía facilitaron información privilegiada del plan general de Alicante al empresario Enrique Ortiz a cambio de regalos. Y digo que falta de forma consciente a la verdad porque no puede mantener que es ajena a este proceso cuando fue ella quien, en una concurrida rueda de prensa de hace un año, dio cuenta de los cargos que Anticorrupción le imputa además de repartir a los periodistas una copia del escrito del fiscal en el que se hablaba también de viajes pagados y de vacaciones a bordo del yate del empresario. Para no estar implicada, mucho trabajo se han tomado los investigadores en una causa en la que el juez instructor ya ha avanzado que ve indicios de delito. A las verdades (o mentiras, según se mire) a medias está jugando Sonia Castedo cuando oculta que el aforamiento por su condición de diputada (cuestión aparte si se introdujo su nombre en la lista de las Cortes prescisamente por ello) obliga a que sea el Tribunal Superior, y no el juez de Alicante, quien se pronuncie sobre su imputación. Tan falaces son estas palabras como la supuesta queja por sus constantes apariciones en relación a este proceso por corrupción cuando en numerosas ocasiones, y a sus alegatos me remito, es ella quien las provoca. Y, además, avisando. "Si se trata de llenar páginas... ", advirtió.