Los senderos no sólo hay que contemplarlos desde el punto de vista de la actividad deportiva -el senderismo-; no hay que olvidar que el medio geográfico tiene una riqueza no sólo natural o paisajística sino también histórica, cultural y etnográfica.

En la provincia de Alicante, la red de senderos sobre todo en las zonas montañosas, sirvió para estimular la vida económica y social de las comarcas ubicadas a mayor altitud siendo vitales para su comunicación y, por tanto, para su subsistencia.

Debido a las características y complejidades de los terrenos en la montaña, cualquier tipo de comunicación ha sido siempre un gran problema. Los senderos tenían una filosofía de duración en el tiempo, muchos fueron empedrados y allí donde era necesario se levantaban muros de piedras para sostenerlos y hacer más fácil el tránsito de personas y mercancías.

Estos caminos eran absolutamente vitales y necesarios para la economía, al enlazar diferentes zonas de producción entre sí, pero, también eran la única vía de conexión social entre las poblaciones, de ahí su importancia etnográfica.

Una de las más valiosas utilidades de los senderos era el transporte, almacenamiento y distribución de la nieve para su posterior venta. De hecho, la montaña alicantina está salpicada de numerosos pozos o cavas de nieve que se unían a las poblaciones mediante senderos y caminos de montaña.

Un pozo nevero es una construcción, generalmente de planta circular, realizada en piedra y mampostería y cerrada por una cúpula que se construye uniendo las filas de piedra hasta cerrarla. Su función única era el almacenaje y conservación de hielo y nieve para su posterior uso doméstico, industrial e, incluso medicinal.

El proceso de almacenamiento y conservación era posible al aprovechar las nevadas y acumular la nieve en estos recintos previamente acondicionados y preparados.

Este recurso natural (la nieve) tuvo una gran importancia económica durante los siglos XVII al XIX y fue determinante en la vida de varias comarcas de Alicante y complementaba las economías ganadera y forestal de estas áreas montañosas.

Por tanto, los senderos fueron las vías por las cuales el comercio de la nieve se desarrolló durante muchos años y se mantuvo con un fuerte auge durante el siglo XIX con el aumento del consumo de helados y horchatas.

El transporte hacia los centros de consumo se realizaba por la red de senderos de montaña, cruzando valles y cumbres a lomos de mulas o en carros, cubriendo el hielo en cajas con ramas y telas. Estas caravanas de mulos eran guiadas por los carreteros de noche y de madrugada para evitar las horas más calurosas y de sol del día, evitando en lo posible las pérdidas de nieve por las condiciones meteorológicas.

Muchos de estos pozos se pueden visitar al caminar por varios de los senderos de pequeño y gran recorrido que atraviesan la provincia de Alicante; su estado de conservación es dispar, pues hay algunos de estos pozos que se encuentran muy deteriorados.

Es de suma importancia no olvidar y, por tanto, conservar, un bien cultural de esta tierra que merece ser cuidado y conocido y que gracias a los senderos puede ser visitado sin grandes dificultades. Es un deber de nuestra sociedad conservar el patrimonio cultural y dejarlo en las mejores condiciones posibles para que las generaciones venideras conozcan sus raíces y su patrimonio etnológico.