"Virgensica, virgensica,... que me quede como estoy". La frase es descarnada y de mal gusto. Está ligada a ese tipo de humor donde lo chistoso consiste en ridiculizar, generalmente a costa del racismo, la intolerancia o las mermas, físicas o psíquicas. Viene esto a cuento porque en el Ayuntamiento de Torrevieja, han comenzado las rebajas del Tío Paco (no quedaba otro remedio). A los vecinos, incluidos los fijos en cualquier alboroque financiado por el Consistorio, les importa un pito la desaparición del millonario Premio de Novela. Mal concebido y de escaso prestigio, a pesar de invertirse 360.00 euros al año (llegaron a ser 500.000 en su día). Más duele al vecindario lo de tener que pagar el transporte escolar porque andar para atrás como los "crancos" no le gusta a nadie. Mientras tanto, han desaparecido otros fastos municipales sin que nadie los eche en falta, pero cuando las autoridades locales nos tocan todavía más el bolsillo ponemos el grito en el cielo.

El mérito del buen cocinero consiste en elaborar menús apetitosos con la despensa casi vacía, porque asar un sabroso salmonete de bragueta sabe hacerlo todo hijo de vecino. Ahora, con las arcas del municipio limpias como una patena, se deberá, pienso, establecer una escala de prioridades a la hora de establecer recortes.

Se acabó lo que se daba. No todas las asociaciones locales alimentadas hasta la fecha por el maná municipal se merecen las mismas subvenciones. No se trata de pontificar. Un ejemplo muy simple: No se puede invertir 580.000 euros para mantener un equipo de profesionales del balonmano en Liga Asobal, sólo para contentar a varios cientos de aficionados. Ya no queda "pólvora de rey" ni para tirar cohetes. En las Escuelas Deportivas también están soltando lastre. Se va a privatizar la más importante por su número: la de fútbol. Y digo, ¿ si no puede mantenerla el Ayuntamiento, perderá dinero quien se encarguen de gestionarla?

Pintas bastos en la "Casa de todos". Con más deudas que Alemania tras la II Guerra Mundial y donde durante años parece haberse regido teniendo como norma lo de: "El que venga detrás, que arree". Lo paradójico del caso es que esta situación ha sido prolongada artificialmente, incluso en periodos de bonanza. La crisis ética del gobierno municipal arrancó muchos años antes, como lo demuestran las millonarias indemnizaciones pendientes de amortizar a los Guerrero, Giménez Cañizares, y otras. Ante esta situación no se puede argumentar ignorancia. El núcleo fuerte del equipo de gobierno municipal del PP es el mismo. Su edil de Hacienda Joaquín Albaladejo, quien ha demostrado no tener un pelo de tonto, lleva tiempo en esto. El alcalde Eduardo Dolón y otros, mucho más. A lo peor resulta que hasta ahora ninguno de ellos ha contado con poder de decisión. Por eso la mayoría de los ediles del PP pueden dar la sensación de volar como pájaros recien salidos del nido en estos primeros cien días de mandato. Habrá que esperar a que desplieguen sus alas libremente.