La Font Roja es de todos los alcoyanos, en la parte de umbría, y quizá esto es lo que fallaba en el plan del PP para el hotel. Primero se "adjudicó" un restaurante y acto seguido los paelleros del santuario se clausuraron, por riesgo de incendio. El mensaje, como debatí más de una vez con Santi Botella, era claro: si quieres una paella en la Font Roja, has de pagarla... Y luego llegó el hotel, con muchas incógnitas, sobre qué pasaría con las áreas de uso público, el acuífero, el parking y las medidas restrictivas del parque natural: ¿Si 15 excursionistas tienen que pedir permiso, habrán de hacerlo también 15 clientes del hotel? Quizá fue todo esto lo que hizo impopular el proyecto hostelero.