Los vecinos de El Campello han tenido que soportar una espectacular subida del IBI justo en el comienzo de la crisis, hace ya tres largos años. Sus recibos se han duplicado o triplicado en algunos casos ahogando, si cabe más, las economías familiares. Paralelamente, el Ayuntamiento ha visto cómo disminuían de forma dramática sus ingresos por licencias de obras -del urbanismo salvaje se ha pasado a la nada- y ha podido medio cuadrar sus cuentas gracias al aumento en la recaudación del impuesto de bienes inmuebles. Durante 20 años, los diferentes gobiernos han realizado una mala gestión al no aplicar una imprescindible revisión catastral. Ahora, el pleno intenta restañar la herida, pero en los bolsillos de los pantalones sólo quedan agujeros.