La FP es un caladero de personas con conocimiento, jóvenes y emprendedoras que pueden montar una empresa. Nuestras microempresas, por lo que conozco, las crean personas con aplicación del conocimiento aprendido en otras empresas como aprendices, compaginándolo con las enseñanzas de Formación Profesional y, hoy, de la Universidad. Y esto que ha pasado, normalmente, en las Comarcas Centrales Valencianas: Foia de Castalla, Alcoy, Comtat La Vall d'Albaida, La Costera, La Safor, La Canal de Navarrés y La Marina, no es una excepción sino que generalmente ha sido la creación y desarrollo de empresas que han nacido en el garaje, en Galicia, en California o Shenzhén y aquí mismo, es natural como la vida.

El engranaje virtuoso compuesto por Formación Profesional, empresa y territorio innovador, apoyado todo ello por la investigación de las universidades, de los centros tecnológicos y de los CEEI valencianos, todos ellos modélicos, deben convertirse en la "Triple Hélice" propulsora que nos ayude a salir del mar de los Sargazos donde estamos varados con esta calma chicha que no mueve las velas de nuestro trabajo y, por tanto, de nuestra economía y viceversa.

No soy yo quién para juzgar si tenemos pocos o muchos funcionarios, pero sí puedo asegurar que las personas que se ocupan de la Formación Profesional son hombres y mujeres con preparación, con voluntad de servicio, con dedicación y con vocación.

Hace algunos años que la palabra empresa y empresario era denostada por determinados grupos y, por ello, aplicaron para designar a este colectivo el concepto emprendedor o emprendedora, que es un mero adjetivo calificativo, que generalmente lo tienen las personas que, por vocación o necesidad, comienzan un negocio ya que el empresario que no es emprendedor congela a su empresa.

Hace algunos años, también, en la FP quedó incorporado a su vocabulario la palabra cliente como el sujeto final de su actividad, y al cual ha dedicado los mayores esfuerzos. Y diferenciando entre clientes externos y clientes internos, los internos habían sido los de siempre, padres, alumnos, profesores, administrativos, con el objeto de cumplir una de las partes importantes, que era la de enseñar. Hace ya años, la FP incorporó en sus clientes externos, a las empresas.

Las pymes y microempresas representan más del 98% de nuestras empresas, son y serán clave de la generación de empleo y de nuestro desarrollo socioeconómico y eso es una verdad ya la diga Agamenón o su porquero.

Trataré de dar mi visión de la aplicación práctica de los posibles servicios que la Formación Profesional puede dar de una forma sistémica a las pymes y microempresas de nuestras comarcas.

La FP, sus escuelas y sus docentes son aliados naturales de las pequeñas y microempresas de su entorno. Considero el territorio de aplicación como una unidad innovadora que tiene que ser de dimensión pequeña y nos encontramos con la comarca. Es necesaria una conjunción entre todas las escuelas de FP de una comarca con la federación o federaciones de empresarios de la misma, es necesario para dos razones fundamentales; la primera, es el conocimiento entre las personas docentes de los diferentes centros de FP de cada comarca y de este grupo con las federaciones comarcales de empresarios y empresarias y segundo que formen una alianza permanente incluso con un órgano consultivo-orientativo o una fundación para activar la relación y la confianza entre la FP y las pequeñas empresas.

Destaco que la cercanía de los centros de Formación Profesional del territorio con las empresas facilita la conexión con los empresarios y trabajadores que han estudiado juntos donde ya hay una corriente de simpatía y amistad entre las personas; destaco el conocimiento existente en su personal altamente cualificado, en las tecnologías más avanzadas y en los modelos de gestión mas innovadores. Nuestros centros de FP, en mi opinión, tienen que ser proactivos con las empresas en cuanto a conceptos como movilidad, transferencia del conocimiento e innovación, incluso investigación y tienen que pensar que su principal cliente externo son las empresas pequeñas o microempresas de su entorno próximo, su comarca.

Por otra parte, las empresas de cada comarca, en este puente o alianza basada en la confianza y el conocimiento, tienen que saber valorar la cercanía, la vocación y el conocimiento de las personas que componen los cuadros de los centros docentes. La formación de las personas de FP no es responsabilidad de un ente abstracto, en concreto las empresas son corresponsables de la formación de las personas de FP y deberán abrir sus puertas a las personas en periodo formativo, así pues deberíamos reinventar y dignificar la figura del aprendiz, ya que la propia esencia de esta cooperación, no es enseñar sino aprender.